martes, 31 de mayo de 2011

TAL COMO SEA TU CORAZON...

Un dìa un sabio dijo esta frase: " Dime còmo es tu corazòn y te dirè còmo tù eres. Si tu corazòn es amplio, eres grande. Si tu corazòn es reducido, eres enano. De ti depende: tu felicidad y grandeza personal, tu desgracia y pequeñez"
Esta Sabidurìa ha sido la felicidad de cuantos han tomado en serio a Jesùs y se han dejado amar por El. Es el Espìritu Santo el que ensancha nuestro corazòn ¿ Còmo ? Llenàndo lo de su Amor.
El ser humano, por si mismo, es corazòn reducido. Pero en el momento en que aceptamos a Jesùs, lo que era pequeño se dilata y se ensancha. Esta increible realidad la han vivido y experimentado todos y cada uno de los santos. La podemos confirmar y experimentar todos y cada uno de los bautizados: basta que abramos el corazòn y dejemos que Jesùs entre en èl.
No hay nada màs triste y lamentable que un corazòn cerrado. Es la desgracia màs grande: en ese corazòn no cabe màs que un cero: un yo. Esta es la causa, la explicaciòn de tanta gente que, cerrada en su propia pequeñez, se asfixia y se muere,lenta e inexorablemente.
Cada bautizado està llamado a ser persona de corazòn tan grande como el mundo. Jesùs, en persona, con y desde el Espìritu Santo, nos dice, con inmensa emociòn y cariño :
"Soy tuyo. Tù eres mì@. El mundo entero te pertenece. Quiero que lo hagas tuyo: con el Amor y la Fe. Tu corazòn ha de ensancharse, cada dìa, todos los dìas, abrièndote a Mi, orando, trabajando para que todos me conozcan y me amen. Tu corazòn ha de acoger a cada vez mayor nùmero de personas: conocidas y desconocidas. Esa es tu grandeza y tu felicidad, ahora y por toda la eternidad"
Cada uno decide lo que quiere ser: grande o pequeño, feliz o desgraciado. Jesùs nos llama a ser corazòn grande. Todo su afàn es conquistarnos y enamorarnos con su Amor. Si estamos llenos de su amor, en donde vivamos y por donde pasemos amaremos, acogiendo- en nuestro corazòn- a cada vez mayor nùmero de personas. Seràn las personas amadas las que ensancharàn nuestro corazòn. Esta es la clave para lograr nuestra planitud personal, nuestra grandeza verdadera, la felicidad que llene todas nuestras aspiraciones màs profundas.
Si Jesùs nos ha dado su Amor, su salvaciòn, no lo ha hecho para que vivamos cerrados, en un corazòn reducido, sino para que vivamos con El la vida de Dios y nuestro corazòn se agrande y se ensanche, queriendo compartir con cuantos màs podamos: con los de cerca y con los de lejos, esa Vida y esa Salvaciòn.
Ser y vivir desde esta perspectiva de Jesùs es la mejor decisiòn que podemos hacer. Viviendo abiertos a Jesùs, con el corazòn lleno de Amor, nos engrandecemos asemejàndonos a Dios, logrando la dicha màs grande y verdadera: anticipar el cielo en la tierra.
¿ Nos animaremos a probarlo y experimentarlo ?

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