martes, 29 de marzo de 2011

ESTE CAMPESINO: SANTIAGO, FUE UN GRAN MISIONERO

Se llamaba Santiago. Era un campesino. Sus estudios eran elementales pero su fe era muy grande y contagiosa.
 En su caserìo como en los alrededores todos le conocìan por su fe viva, por su espìritu misionero. No hablaba mucho, pero su vida era testimonio muy elocuente de Jesùs. Antes de llegar a la parroquia a la que pertenecìa su caserìo ya me habìan hablado de èl, de su fervor, de su celo. Cuando le tratè de cerca pude confirmar lo que habìa oido hablar de èl. No tenìa mucha formaciòn pero era un hombre santo.
 Todos le admiraban y cuantos le escuchaban no tenìan màs remedio que reconocer que su vida hablaba mejor que todos los discursos. Le gustaba orar, dar catecismo, animar a todos a que conocieran a Jesùs y vivieran unidos a El. Lo hacìa con tal convencimiento, con tanta sencillez y convicciòn que cuantos le oìan tenìan que rendirse ante su ejemplo. Jesùs vivia en Santiago y el Espìritu Santo guiaba su vida y sus palabras.
 Cuando llegò a conocer el Apostolado de la Oraciòn, la espiritualidad de los nueve primeros viernes, este campesino se abriò de par en par a Jesùs, asumiendo de lleno su Amor.
 Todavìa me acuerdo cuando le veìa orar con otros campesinos, tras terminar la Eucaristìa. Era un grupo de gente muy sencilla pero que, con gran sentido de reverencia y fervor, conversaban con Dios co mo lo hacen los santos. Santiago dirigìa la oraciòn como un anciano venerable, como todo un maestro de oraciòn pero sobre todo, como hombre lleno de fe.
Vivìa lo que creìa y compartìa - con sencillez y alegria - su fe, que siempre la rubricaba con el testimonio de su vida. Su casa, su caserìo eran el campo principal de su apostolado, pero salìa a otros caserìos hasta que la edad ya no se lo permitìa.
Todos los sacerdotes que le tratamos de cerca coincidimos en afirmar que era un santo con ruana. Su vida era propia de un campesino, pero tambièn una predicaciòn continua. Quien se acercaba a èl, inmediatamente advertìa que era un creyente convencido y convincente. Su catequesis màs elocuente era su propia vida. Le gustaba participar en la Eucaristìa, sin que la distancia ni el clima pudieron nunca desanimarle. No habìa carreteras. Todo habìa que hacerlo a lomo de caballo o a pie. Desplazarse hasta la iglesia parroquial era un sacrificio no pequeño.
Al principio, la iglesia se encontraba a cinco horas de distancia.Esta situaciòn era un motivo para demostrar que su fe y amor eran màs grandes que todas las montañas, barros y rìos que tenìan que supe rar. Todos los que les veìan caminar con tanto gozo y se enteraban de que iban a la Iglesia, quedaban admirados de su fervor. Santiago era todo un lider, alguien que iba por delante de cuantos se animaban a imitar su ejemplo. Iban por la mañana, participaban de la Eucaristìa y del sacramento de la Reconciliaciòn y Penitencia, regresando a su casa al dìa siguiente.
 Para Santiago y sus acompañantes, cada primer viernes era una fiesta, todo un acontecimiento, una celebraciòn que les hacìa comprender el Amor personal de Jesùs, robusteciendo su fe y su deseo de trabajar para que otros hombres y mujeres conocieran este Camino.
Gracias a Santiago y a sus "discipulos", el Obispo quiso constituir una nueva parroquia para facilitarles el crecimiento de su vida cristiana. Esta iniciativa diò magnìficos frutos.
Nacieron comunidades cristianas muy fervorosas, se formaron un buen grupo de catequistas campesinos, brota ron vocaciones sacerdotales, religiosas, incluso se hizo realidad lo inimaginable: varios sacerdotes salieron a evangelizar a otras diòcesis e incluso, se construyò un monasterio de religiosas contemplativas.

El testimonio personal de Santiago fue tan admirable y contagioso que no sòlo muchas personas se enamoraron de Jesùs, transformando admirablemente sus vidas sino que vimos verdaderos santos. Todos los sacerdotes que hemos trabajado en la zona donde viviò Santiago, no tenemos màs remedio que alabar, bendecir y dar continuas gracias a la SANTISIMA TRINIDAD, ya que valièndose de este hombre y de otros que vivieron con èl, hizo cambios increibles, milagros, comunidades fervorosas que siguen fructificando, testimoniando, confirmando que Jesùs y su Amor hacen maravillas en los sencillos y humildes, en los que saben valorar y compartir el tesoro de nuestra fe.-

martes, 22 de marzo de 2011

¡LA MEJOR Y MAS ELOCUENTE PREDICACION!

Una mujer joven me hacìa esta confidencia personal. Ella trabajaba de recepcionista en una clìnica. Porque valoraba de verdad su fe, porque querìa ser testimonio de Jesùs, todo su empeño era : reflejar a Jesùs, en su vida, en su trabajo. Todos, desde el director de la clìnica, los empleados hasta los pacientes y visitantes de aquel centro mèdico, se preguntaban, admirados: ¿"Què tiene de especial esta muchacha que nos deja admirados y nos impulsa a preguntarnos por què ella vive asì? "
Cuando ella oìa estos comentarios, sonreìa, daba gracias a Dios, renovando su compromiso de vivir y trabajar con amor y alegrìa, con toda dedicaciòn y responsabilidad.
Todos y cada uno de nosotros, movidos por el Espìritu Santo, nos hemos de gozar, cada dìa, todos los dìas, de sabernos:¡ Presencia y prolongaciòn de Jesùs, allì donde vivimos y trabajamos !
Viviendo lo que somos : manos, brazos, pies, boca y, sobre todo, corazòn de Cristo, es como somos excelentes predicadores, verdaderos y elocuentes evangelizadores.
La mejor predicaciòn, la màs elocuente y convincente es, ¡ no nos quepa la menor duda !, nuestra vida, nuestro comportamiento personal.
Nos lo asegura Jesùs, nos lo declara la Iglesia, lo certifican todos y cada uno de los santos.
Si vivimos conquistados, enamorados por Jesùs, somos los evangelizadores màs eficaces, aunque estemos en una cama y no podamos salir de nuestra casa. Si, por el contrario, predicamos en la televisiòn, en programas de radio, en artìculos de prensa, en campañas evangelìsticas, viajando por todas las ciudades del mundo, pero no estamos llenos de Jesùs, no vivimos enamorados de El, seremos campa nas que hacen mucho ruido, sembradores de palabras, promotores de ideas, pero nada màs.
Nuestro muy querido Juan Pablo II lo decìa y lo repetìa sin cesar: " La mejor manera de evangelizar es la propia santidad "
Es verdad - nadie lo puede negar - que hoy necesitamos hacer campañas de evangelizaciòn, en pueblos, ciudades, en la Universidad, en las escuelas, en las calles y plazas, utilizando todos los medios tècnicos a nuestro alcance, pero nuestra prioridad ha de ser: ¡ la santidad personal ! Si todos y cada bautizado nos propusièramos cultivar y promover nuestra uniòn, ìntima y gozosa, con Jesùs, no sòlo serìamos verdaderos evangelizadores sino que serìamos los màs fervientes y entusiastas promotores de evangelizaciòn, a todos los niveles. El Espìritu Santo harìa verdaderas e increibles maravillas. Podemos estar completamente seguros de ello. Para comprobarlo, renovemos cada dìa nuestra decisiòn de ser, vivir enamorados de Jesùs.-

jueves, 17 de marzo de 2011

¡ VENGAN.... VAYAN !

Son dos mandatos de Jesùs ¿ A quién van dirigidos ? ¡A todos y cada uno de los bautizados !
Alguien dirà : "Venir e ir ¿no son contrarios, opuestos entre si ? Si venimos, no vamos y, si vamos ¿ no es verdad que nos alejamos ? Queriendo cumplir uno de estos mandatos ( venir ) nos imposibilitamos para hacer lo otro ( ir ). Pero escuchando a Jesùs, queriendo cumplir lo que El nos pide, advertimos que estos dos mandatos no sòlo no se contradicen sino que se complementan y son inseparables.
¡ VENGAN A MI ! (Mt 11,28) Jesùs, por ser Dios, nos atrae hacia El con la suavidad poderosa de su Amor. Nos ama de tal manera que quiere lo mejor para cada uno de nosotros. Por eso, nos pide - continua e insistentemente - que vayamos a El y vivamos centrados en El. Jesùs es la Fuente de todo bien. Quiere, anhela llenarnos de El, de su Amor, de su Vida. Si le tenemos a El ¿ Què nos falta ? Si no le tuvièramos a El ¡Nada tenemos !Todos nosotros somos recipientes de El ¡ Sòlo El nos puede llenar de verdad. Sòlo El nos puede satisfacer todas las aspiraciones profundas de nuestro corazòn !
Cuando vamos a Jesùs, no sòlo nos llenamos de El sino que esa plenitud, misteriosa e increible, es la que nos hace vivir en ìntima y gozosa comuniòn con Papà-Dios y el Espìritu Santo ¿ Cabe mayor felicidad que èsta ?
Cuando vivimos en actitud de dejarnos atraer por Jesùs, es cuando comprendemos la importancia y necesidad de "vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura" (Mc 16,15)
Damos lo que somos y tenemos por dentro ¡Nadie da lo que no tiene!
Nuestro deseo de compartir nuestra fe ¡ con todos : con los de cerca y con los de lejos ! es señal, cierta y segura, de que estamos llenàndonos de Jesùs, que sabemos escuchar su voz,conscientes de que necesitamos acudir a El, de apoyarnos cada dìa en El.
Si no acudimos a Jesùs, si estamos vacìos por dentro, no sentiremos necesidad compartir nuestra fe. El que no valora a Jesùs como su Fuente, tampoco irà a El y si no està lleno de El ¿Còmo va a poder hablar de El?
Recordemos siempre: Nuestra fe, cristiana-catòlica, para ser viva y verdadera, ha de asumir estos dos mandatos .   ¡ vengan a MI y vayan a TODOS !
Dichosos nosotros si. movidos por el Espiritu Santo, vivimos atraidos, enamorados por Jesùs, abiertos-enviados a todos.-

martes, 8 de marzo de 2011

¿ BASTA CON TENER EL TITULO DE CRISTIANO ?


Me sucediò viajando en un taxi. El conductor era una persona sencilla y amable. Se puso a hablar conmigo hacièndome saber que " èl era cristiano", declarando todo convencido que lo que " importaba era ser cristiano, que todas demàs etiquetas y calificaciones - para èl - no tenìan ningùn valor e importancia " Esta mentalidad que suelen difundir e, incluso, recomendar, los hermanos separados, aunque sea atractiva y parezca vàlida, es insuficiente e incompleta, si la estudiamos con y desde Jesùs.

Es verdad que todos estamos llamados a ser cristianos pero tal como Jesùs quiere y nos pide. El, por ser Dios, fundò una sola y ùnica Iglesia. Leyendo el Evangelio de San Ma-teo, Jesùs declara clara y rotundamente : " Tù eres Pedro y sobre esta roca construirè MI Iglesia" ( Mt 16,19)

Jesùs en ningùn momento ha dicho: " Ustedes sean evangèlicos, luteranos, ortodoxos, nazarenos... Basta que sean cristianos y basta" Con toda claridad, nos ha dicho que seamos suyos, que le sigamos y nos parezcamos a El,que nos esforcemos en proclamar a todos el Mensaje de Salvaciòn, pero dentro de la Iglesia que El fundò, en la que El colocò a un Representante suyo: a Pedro, de tal manera que Jesùs dijo y afirmò categoricamente "Padre, que todos sean uno como tù y yo somos uno. Que tambièn ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tù me enviaste" (Jn17,21)

Pretender que un lider, por muy capaz y santo que sea, se tome la libertad de hacer "su" Iglesia, atribuyèndoselo al mismo Jesùs, asegurando que esa Iglesia es la de Jesùs, asegurando y proclamando que " lo que importa es ser cristiano" es un atrevimiento y abuso, una ofensa contra Jesùs.

No juzgamos a las personas sino las actuaciones. Puede ser que lo hagan con toda la mejor intenciòn e ,incluso, se consideren instrumentos de Dios, pero nadie, bajo ningùn pretexto, puede pasar por encima de Jesùs, desconocer su obra, corregir lo que Jesùs ha decidido y querido para la humanidad.

Todos tenemos que estar muy convencidos de que nadie puede ser "cristiano a su manera" o entender el Evangelio de forma personal y subjetiva, lo hagamos de manera individual o comunitaria. La ùnica manera de ser cristiano es: viviendo, amando, compartiendo la Fe DENTRO de la UNICA IGLESIA que Jesùs fundò. Seamos evangèlicos, luteranos, ortodoxos o anglicanos, reformados o no, nos tenemos que preguntar :¿ la Iglesia a la que pertenezco es la de Jesùs, es tal como El la quiso ?

La Iglesia que Jesùs fundò estuvo reunida ¡ con MARIA ! esperando la venida del Espìritu Santo, el dìa de Pentecostès. Allì, con la fuerza del Espìritu Santo y la presencia maternal de la Virgen Marìa, empezò a evangelizar, predicando a Jesùs y su Salvaciòn a todas las naciones. Todos los Apòstoles, todos los discìpulos creyentes : hombres y mujeres estaban convencidos de que ¡eran la Iglesia de Jesùs, su Presencia y Prolongaciòn en el mundo, con Pedro como jefe y guìa!

Esta increible y maravillosa realidad, con todos los avatares, persecuciones, divisiones, y miserias humanas, ha puesto de relieve la santidad y la presencia continua de Jesùs en su Iglesia, y esto durante 2.000 años. Los creyentes de Jesùs en esta ùnica Iglesia que El fundò, han sido fieles a su Fundador, mientras que los que se han querido retirar han fundado otras Iglesias, unas recientes, otras de años, pero son totalmente humanas aunque tengan fe en Jesùs y se apoyen en El.

Simplificando podemos decir: todas estas comunidades cristianas no pueden llamarse, con verdad, Iglesia de Cristo ¿ por què ? Porque Jesùs sòlo fundò UNA y UNICA Iglesia, quiso que tuviera una Madre ¡ su propia Madre ! y estuviera construida sobre Pedro, signo y garantìa de la Verdad. Hoy podemos contabilizar nada màs y nada menos que ¡¡¡ 37.000 iglesias cristianas !!! y todas afirman y aseguran ser: la Iglesia de Jesùs. La lògica màs elemental saca una conclusiòn: no puede ser que esa declaraciòn sea verdad.¿ Jesùs pued e certificar que su Iglesia tiene 37.000 denominaciones ?
Conclusiòn: sòlo podemos ser y llamarnos cristianos de verdad perteneciendo a la Iglesia, UNA y UNICA que Jesùs fundò. Estudiemos la Palabra de Dios, analicemos la Historia de la Iglesia, profundicemos en lo que dicen los santos y los sabios, oremos con humildad y perseverancia, serà el mismo Espìritu Santo el que nos ilumine y nos certifique que la Verdad y la salvaciòn estàn en la Iglesia que Jesùs fundò sobre la Roca de Pedro. Serà ese Espìritu de Dios el que nos harà comprender que ¡ no basta con tener el tìtulo de cristiano, pertenecer a una Iglesia que nos guste.
Todos estamos llamados a cumplir la voluntad de Dios, a integrarnos en la Iglesia que El ha instituido, a vivir con Jesùs y anunciar su salvaciòn a toda creatura. Si no lo hicìeramos y escogièramos nuestra propia Iglesia personal, tenemos el grave peligro de auto-engañarnos y arriesgar nuestra salvaciòn personal.-