viernes, 30 de marzo de 2012

DECLARACIONES DE UN CARDENAL



 En estos días el Cardenal Ferdinando Filoni ha hecho unas declaraciones que, aunque no son nuevas, son merecedoras de que todos las prestemos atención. Este purpurado es el prefecto de la congregación para la evangelización de los pueblos. Por ocupar el puesto que tiene en Roma, y trabajar con el Papa, lo que ha dicho a los periodistas ha de encontrar eco en el corazón, en la vida de todo bautizado. Con sencillez y entusiasmo nos recuerda que ser bautizado es una categoría divina que nos compromete: a ser santos, a compartir nuestra fe, a abrir nuestro corazón a las necesidades del mundo, ya que actualmente, hay cinco mil millones de seres humanos que todavía no conocen ni aman a Jesús. Este dato nos tendría que quitar el sueño, pero sobre todo enamorarnos de Dios hecho hombre, quien ha querido elegirnos y amarnos con un amor especial de predilección.


Puede ser que, para los que buscan noticias sensacionalistas, estas declaraciones sean "sin relieve ni interés noticioso" pero, para los creyentes en Jesús, han de ser una llamada, un aldabonazo dirigidos directamente a nuestro corazón y sensibilidad cristiana. No podemos quedarnos indiferentes, insensibles a estas declaraciones. Cada uno de nosotros, todos sin excepción, hemos de sentirnos interpelados, haciendo nuestras esas inquietudes. Necesitamos recordar que desde el Día-Acontecimiento de nuestra existencia personal: desde nuestro Bautismo, Jesús nos consagró y santificó con el Espíritu Santo, confiándonos la tarea de ser "sus brazos y sus pies, sus anunciadores y embajadores" para que todos le conozcan y le amen. El tesoro de los tesoros: nuestra fe la hemos recibido para compartirla, no para tenerla bien protegida en la gaveta de nuestro corazón.


Cuanto más valoramos y vivimos nuestra fe, más fuerte es  el impulso a compartirla. Si estamos fríos y apagados espiritualmente, una manera eficaz de despertar nuestra fe y acrecentarla es pedirle al Espíritu Santo que nos ilumine, nos caliente el corazón y ayude a compartirla.- 

lunes, 19 de marzo de 2012

SAN JOSE ¡MAXIMA ACTUALIDAD!


San José se merece que todos los creyentes en Jesús le tengamos una devoción especialísima ¿Por qué? Porque él, además de consagrarse por entero al Hijo de Dios, colaborando de lleno en la historia de la salvación como padre, apoyo y guía de Jesús y como  esposo, amoroso y solicito de la virgen María, nos ha dado los tesoros más grandes y valiosos de todos: a Dios hecho hombre y a nuestra Madre, la virgen María.
Por estas dos razones poderosas, todos y cada uno de los bautizados hemos de amar e imitar "al santo de los santos" convencidos de que nadie nos puede ayudar ¡como él! a aprovecharnos de Jesús, a conocerle en profundidad, a vivir en íntima y gozosa comunión con él.
El corazón, el alma y la vida de San José estaban centradas en cuidar, educar a Jesús y facilitarle el que llevara a cabo su obra de salvación, amando tierna y apasionadamente a su esposa, la virgen María. Desde el principio hasta el final, todo su afán fue vivir por y para Jesús y la Virgen María. Esta dedicación que tuvo a la Familia de Nazaret, la sigue teniendo - desde el Cielo- con la Iglesia, con todos y cada uno de los bautizados. Lo que ahora hemos de hacer todos es encomendarnos diariamente a el, buscan do que nos enseñe a vivir unidos a Jesús, a amar de verdad a la Virgen María, a ser obedientes y disponibles a Dios al estilo de el.   
Este patriarca, por su fe y disponibilidad, es llamado - con todo derecho - el Abraham del Nuevo Testamento. En silencio vivió, pero su vida habló mejor que todos los discursos.  Sus cualidades y vida entera las dedicó a Jesús, con un amor y dedicación  inigualables.  "San José - dice san Agustín - es verdadero padre de Jesús, aunque no en el sentido biológico, sino porque nadie ha amado a un hijo como él. Es más padre que todos los padres"
Hoy más que nunca, hemos de valorar y agradecer la presencia y dedicación de San José, su entrega personal, su influencia masculina-paternal, el aporte admirable en la vida de Jesús, el inmenso cariño que le manifestó todos y cada uno de los días, su colaboración, callada pero admirable, en la obra salvadora de Jesús.
San José quiere favorecernos, protegernos, ayudarnos a vivir el tesoro de nuestra fe ¿Sabremos aprovecharnos de San José, invocándole en todas nuestras necesidades?

martes, 6 de marzo de 2012

UN FAMOSO BARCO CON UN TESORO MUY VALIOSO


En estos días los medios de comunicación social han centrado su atención en un famoso barco, cuyo nombre era " Virgen de la Merced" Aunque había desaparecido en el fondo del mar hace ya muchos años, los buscadores de tesoros pusieron especial empeño en sacar a flote el valioso cargamento que en dicho barco se hallaba.
Fueron más de quinientas mil monedas de oro y plata. Bien valía la pena todo sacrificio con tal de lograr tan valioso e incalculable tesoro. Todos los camarógrafos, periodistas, escritores dedicaron páginas y más páginas, con fotografías a todo color, sobre este tesoro cuyo valor es tan fabuloso como admirable. No podía ser de otra manera. Pero, una vez más, a todos esos comunicadores se les "escapó" un detalle. Volcaron toda su atención en el tesoro, en el increíble rescate, olvidándose de que, gracias al barco, pudieron  lograr tan increíble tesoro. E, incluso, se olvidaron de que el nombre del barco era un título mariano. No es de extrañar que, para todos ellos, esos "detalles" carecen de toda importancia. Sin embargo, para nosotros, creyentes en Jesús, tienen la   máxima actualidad.
¿Por qué? El Tesoro de los tesoros que nosotros hemos recibido es Jesús. Y nos ha venido en la Virgen María. Cierto y muy cierto que lo primero, lo principal y más valioso de nuestra vida es la persona de Jesús. Pero, hemos de tener muy presente que la Virgen María ha sido quien nos lo ha facilitado. Todo nuestro corazón, toda nuestra vida las hemos de centrar en Jesucristo. Lo merece por ser Dios. Ha dado su vida por todos y cada uno de nosotros. Nada ni nadie puede superarle ni suplantarle. Sin embargo, ese amor ha de integrar siempre la persona de María. Ella merece todo nuestro cariño y gratitud por habernos traído a Jesús. Todo el amor que le manifestemos siempre será insuficiente. Nuestro enemigo, el demonio, bajo el pretexto de que lo realmente valioso es Jesús, pretende marginar y olvidar a la Virgen María en las personas, quien - según él - opaca y hace sombra a Cristo. Es triste y muy lamentable que  no sólo cristianos evangélicos sino hasta algunos católicos caen en esta trampa y engaño, sin advertir que son víctimas del padre de la mentira. Bueno y muy bueno aprovecharnos del Tesoro, pero sin olvidarnos del barco que nos lo traído.