El P. Thomas Byles fue viajero en el barco " Titanic " Este sacerdote, convencido de que Jesùs nos habìa demostrado su Amor dando su vida por todos, quiso parecerse a El. ¿Còmo? Cuando el barco se estaba hundiendo, el P. Byles tenìa la oportunidad de salvar su vida, ya que poseìa un boleto para ocupar una de las barcas de salvamento.
Fue entonces cuando entregò ese boleto-salvaciòn a otra persona, hundièndose en las aguas frìas del mar Atlàntico en aquella noche de aquel terrible naufragio.
Esta es la historia, real y verdadera. No la que figura en la pelìcula, en donde el sacerdote queda ridiculizado en una escena que, ademàs de falsa es denigrante. Triste y lamentable injusticia que deja malparado y degradado a quien prefiere la burla a la verdad. La otra cara de la historia la presentan los habitantes del pueblo en donde naciò el heroico sacerdote. Orgullosos de su paisano, impactados por ese testimonio de amor, decidieron unirse para iniciar los tràmites del proceso para que la autoridad de la Iglesia lo pueda un dìa poner en los altares.
El P. Byles predicò muchas veces : " nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos " No se conformò con predicarlo.Quiso rubricarlo con el ejemplo de su vida. Nadie le obligò. Fue el gesto, broche de oro, de su vida sacerdotal.
Este testimonio, al igual que el de miles y miles de hombres y mujeres que toman muy en serio a Jesùs y dan su vida por El, para beneficio de sus hermanos, los hombres, nos ha de llenar de inmensa alegrìa y orgullo santo a todos y cada uno de los bautizados. Todos hemos de dar gracias, sin cesar, a la Santìsima Trinidad por el don y privilegio de pertenecer a la Iglesia catòlica, animàndonos a vivir - cada dìa - la fe en clave de amor. Esta actitud la hemos de fomentar siempre pero sobre todo,hoy, cuando vemos que hay organizaciones internacionales, poderosas y muy bien organizadas, que tienen un solo objetivo : hacer todo lo posible para que Jesùs quede arrinconado, lejos de la vida de las personas, y la Iglesia catòlica ( la que El fundò ) aparezca, falsa y despreciable, por los fallos y escàndalos de algunos de sus miembros.
La ùnica defensa, la contra-rèplica a estas campañas demoniacas es, no nos quepa la menor duda, la santidad de cada uno de nosotros. Todo bautizado, por fidelidad a Jesùs, estamos llamados a ser reflejo de Quien entregò su vida por cada uno de nosotros.
Nuestra vida tiene que "hablar" de tal manera que hasta los sordos oigan. ¿ Còmo ? Viviendo al estilo de Jesùs : haciendo siempre la voluntad de Papà-Dios, aprovechàndonos cada dìa màs de Jesùs, gozàndonos de vivir en su amor. Seamos realistas, objetivos. La posi bilidad de encontrarnos en una situaciòn-lìmite como el P. Byles es casi imposible. Pero lo que si podemos -y todos - podemos es aprovechar las innu merables oportunidades y ocasiones que se nos presentan cada dìa para amar, favorecer y ayudar a cuantos podamos, empezando por nuestra casa o lugar de trabajo.
Todos aquellos que han dado su vida por amor al pròjimo, han sido personas que han aprendido a amar de verdad valorando y aprovechado cuantas ocasiones se les presentaban, dìa a dìa, para darse a los demàs. La entrega final, heroica, fue la consecuencia lògica y normal de toda una vida de gestos, actos y pequeños sacrificios de amor y servicio que, cada dìa, realizaban. Esto està al alcance de todos. Los niños y los ancianos, los santos y los que estàn decididos a serlo, todos hemos de hacer programa de nuestra vida diaria: empeñarnos en aprender a amar, cada dìa un poquito màs, un poquito mejor. Lo lograremos cuidando los detalles, las cosas pequeñas, los servicios humildes, ya que asi como un tapiz, hermoso y admirable, està hecho de hilos pequeños, asi tambièn nuestra vida serà vida de amor si todo, por pequeño o insignificante que parezca, lo hacemos con Jesùs buscando el bien de nuestro pròjimo.
Los catòlicos hemos de empeñarnos en parecernos a Jesùs, permaneciendo en su amor, pidièndole humilde y continuamente al Espìritu Santo que nos haga cada dìa màs semejantes a Jesùs, de tal manera que todo nuestro afàn sea apreder a amar, a vivir para el pròjimo.
Recordemos siempre que si somos "presencia y prolongaciòn de Jesùs, allì donde vivimos y trabajamos" hemos de facilitar que El brille y siga amando a todos, en nosotros y por medio nuestro.
Si queremos ser santos, nuestra vida personal tiene que ser vida de amor, ya que asì predicamos inmensamente mejor que todos los discursos.
Si Jesùs nos da la categorìa divina màs sublime elevàndonos hasta hacernos uno con El, preocupado siempre de dejarnos en inmejorable situaciòn ¿ No he mos de hacer otro tanto con El, decididos a que cuantos nos miren a nosotros le vean a El y glorifiquen a Papa-Dios por causa nuestra ?
Hay muchìsimos santos en la Iglesia Catòlica, su nùmero es incontable, y estas grandes compañìas noticiosas como que no los ven, bueno, no los quieren ver. ¿ No serà este otro motivo para que todos nos animemos a serlo ?.-
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