lunes, 8 de noviembre de 2010

CATOLICOS ¡ POR AMOR y CON ALEGRIA !

La humanidad actual se està convirtiendo, dìa a dìa, a increible velocidad, en una " aldea global ". Hoy, en este siglo XXI, muchas personas- y cada vez crece màs y màs su nùmero - declaran, con orgullo y gran satisfacciòn personal que ellos son "ciudadanos del mundo "
Esta mentalidad es buena y legìtima, pero siempre que la demostremos con gestos y obras. Si no fuera asì, es una moda, un maquillaje, una ilusiòn.
Este signo de los tiempos lo hemos de asumir, en primera fila, todos los que pertenecemos a la Iglesia que Jesucristo fundò y nos llamamos ¡catòlicos!
Esta categorìa divina nos compromete a pensar, a hablar y vivir al estilo de Jesùs, convencidos de que El es - con todo derecho y verdad - " el Ciudadano del mundo: Hermano de todos "
Porque queremos ser responsables con Cristo, hemos de aficionarnos a pensar con mente abierta, con el corazòn ensanchado, a hablar y actuar como hermanos de todos los hombres, empezando por los que viven o trabajan a nuestro lado.
Nuestra felicidad ha se ser dejarnos guiar por el Espìritu Santo, quien - con su Amor - nos enseña a parecernos a Jesùs, concedièndonos una mentalidad universal, a amar a todos : compartiendo lo que somos, tenemos y creemos con cuantos màs podamos.
¿Quièn màs " ciudadano del mundo " que nosotros, discìpulos de Jesùs, elegidos para ser " luz del mundo y sal de la tierra ", enviados para anunciar a todos la Vida y la salvaciòn que El nos ha querido confiar a cada uno de nosotros ?
Nuestro programa de vida personal - como catòlicos, seguidores de Jesùs - ha de consistir en sintonizar, cada dìa màs y màs, con Jesùs; queriendo pensar, hablar y actuar en clave de amor, buscando ser los primeros y los màs entusiastas ciudadanos del mundo.
Ciudadanos del mundo, pero en espìritu y en verdad ¿ Còmo ? Abriendo nuestro corazòn a las necesidades, corporales y espirituales de nuestros hermanos, a los de cerca y a los de lejos, a los conocidos y a los desconocidos, aprovechando todas las ocasiones que se nos presenten para servir y ayudar, aun sabiendo que siempre podremos hacer mucho màs.
Nos conviene, nos hace un gran bien el recordar que " catòlico " significa universalidad : el que ama a todos, reza por todos y quiere la salvaciòn de todos.
El contenido de esta declaraciòn no es una fòrmula, romàntica o virtual. Es esencia de nuestra fe, nuestro compromiso con Jesùs. Si queremos ser catòlicos de verdad, nuestro corazòn ha de latir en clave de amor, buscando siempre: ayudar, servir, facilitar y alegrar la vida del pròjimo, sin olvidar de compartir el tesoro de nuestra fe, con los de cerca y con los de lejos.
Todas las alegrìas y esperanzas, las desgracias y sufrimientos de la humanidad, han de ser nuestras. Y son nuestras cuando nos alegramos con los que estàn alegres y compartimos nuestra ayuda con los que sufren ( ayuda espiritual, sobre todo, con nuestras oraciones y ayuda material, dentro de nuestras posibilidades )
Gozosos de que los seres humanos, de cualquier religiòn o cultura, quieran ser " ciudadanos del mundo " todos y cada uno de nosotros nos hemos de entusiasmar en ser los primeros y los màs decididos en merecer tan glorioso tìtulo¿Còmo ? siendo verdaderos catòlicos, màs sensibles y abiertos a todos, afanàndonos por ensanchar continuamente nuestro corazòn, por universalizar nuestra mentalidad, por salir de nuestro rincòn personal, impulsados por nuestra conciencia de que ¡ hay mucho por hacer y entre todos tenemos que hacerlo realidad ! y nosotros queremos estar siempre ¡ en primera lìnea ! amando, ayudando, prestando nuestra mano amiga, sin olvidarnos de comtir nuestra fe con todos. Hermosa tarea que nos tiene que apasionar a todos los bautizados. Jesùs nos lo pide a cada uno.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario