martes, 6 de marzo de 2012

UN FAMOSO BARCO CON UN TESORO MUY VALIOSO


En estos días los medios de comunicación social han centrado su atención en un famoso barco, cuyo nombre era " Virgen de la Merced" Aunque había desaparecido en el fondo del mar hace ya muchos años, los buscadores de tesoros pusieron especial empeño en sacar a flote el valioso cargamento que en dicho barco se hallaba.
Fueron más de quinientas mil monedas de oro y plata. Bien valía la pena todo sacrificio con tal de lograr tan valioso e incalculable tesoro. Todos los camarógrafos, periodistas, escritores dedicaron páginas y más páginas, con fotografías a todo color, sobre este tesoro cuyo valor es tan fabuloso como admirable. No podía ser de otra manera. Pero, una vez más, a todos esos comunicadores se les "escapó" un detalle. Volcaron toda su atención en el tesoro, en el increíble rescate, olvidándose de que, gracias al barco, pudieron  lograr tan increíble tesoro. E, incluso, se olvidaron de que el nombre del barco era un título mariano. No es de extrañar que, para todos ellos, esos "detalles" carecen de toda importancia. Sin embargo, para nosotros, creyentes en Jesús, tienen la   máxima actualidad.
¿Por qué? El Tesoro de los tesoros que nosotros hemos recibido es Jesús. Y nos ha venido en la Virgen María. Cierto y muy cierto que lo primero, lo principal y más valioso de nuestra vida es la persona de Jesús. Pero, hemos de tener muy presente que la Virgen María ha sido quien nos lo ha facilitado. Todo nuestro corazón, toda nuestra vida las hemos de centrar en Jesucristo. Lo merece por ser Dios. Ha dado su vida por todos y cada uno de nosotros. Nada ni nadie puede superarle ni suplantarle. Sin embargo, ese amor ha de integrar siempre la persona de María. Ella merece todo nuestro cariño y gratitud por habernos traído a Jesús. Todo el amor que le manifestemos siempre será insuficiente. Nuestro enemigo, el demonio, bajo el pretexto de que lo realmente valioso es Jesús, pretende marginar y olvidar a la Virgen María en las personas, quien - según él - opaca y hace sombra a Cristo. Es triste y muy lamentable que  no sólo cristianos evangélicos sino hasta algunos católicos caen en esta trampa y engaño, sin advertir que son víctimas del padre de la mentira. Bueno y muy bueno aprovecharnos del Tesoro, pero sin olvidarnos del barco que nos lo traído.

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