martes, 4 de octubre de 2011

LA BOMBILLA CENTENARIA

Existe una bombilla que es admiraciòn de propios y extraños. Lleva encendida ¡ sin apagarse ! nada màs y nada menos que : ciento diez años. Esta bombilla tiene el rècord de estar encendida las 24 horas del dìa, en un cuartel de bomberos de la ciudad de Livermore (California) Comenzò iluminando con 60 w, hoy no supera los 4. ¡Què hermosa lecciòn nos da esta bombilla! Nos recuerda a todos, a cada uno de los bautizados que hemos de ser PERSONAS-LUZ, llenos de Jesùs, dejando que El sea nuestra Luz e ilumine a cuantos vivan o trabajen con nosotros. Se trata de que queramos hacer programa de vida: que cuantos nos miren a nosotros, le vean a El en nosotros
Es el mismo Jesùs quien nos dice: " Que vuestra luz ilumine a todos"
Es cierto que vivimos en un mundo de oscuridad, pero eso, aun siendo cierto y evidente, no es lo màs importante. Esa situaciòn, triste y deplorable, es un reto, una provocación, una sacudida interior que nos invita, apremia, a ser los hombres y mujeres que facilitemos que Jesùs brille en nosotros y por medio nuestro. Nuestra vocaciòn es increiblemente hermosa y fascinante. Desde que estrenamos un nuevo dìa hasta que cerramos los ojos a la hora de ir a descansar por la noche, Jesùs quiere, nos pide irradiar luz por donde pasemos, dejando que El sea nuestra Luz y pueda iluminar a cuantos nos vean o nos traten.
Si un bombillo se ha dedicado a dar luz durante ciento diez años, "gozàndose" de estar llena de luz para servicio de los demàs ¿què no haremos nosotros, bautizados, siendo hijos de la Luz, formando parte de Jesùs, Luz de Dios?
Desde el Dìa-Acontecimiento de nuestra existencia personal: nuestro Bautismo, fuimos iluminados de tal manera que la Luz de Dios invadió todo nuestro ser. Fuimos convertidos en hijos de la Luz, pero con una misión, muy clara y con creta : que esa Luz crezca sin cesar e ilumine a todos y a todo. Pero no para que nos aplaudan a nosotros, no para que queden extasiados, anonadados por lo que ven o admiran en nosotros sino para que todos alaben y glorifiquen a Papa-Dios por Jesús que brilla en nosotros.
Nosotros no somos bombillas, somos reflectores de màxima potencia, con y desde Jesùs. Día a día, hemos de iluminar con nuestra forma de ser, de vivir y de amar. Esto lo hemos de hacer cada día, todos los días, durante todo el día, pidiendo a Jesús que sea El nuestra Luz, que sea El el que brille en nuestra pequeñez y humildad, aunque nuestro organismo corporal sea vaya apagando, debilitando por los años.
No serìa un magnìfico elogio el que, cuando nos llegue la hora de dejar este mundo y regresar al Corazòn de Dios-Trinidad puedan decir de cada uno de nosotros : " Este hombre, esta mujer viviò lleno de Luz, viviò para dar luz y lo hizo, con sencillez y alegrìa,  hasta el final"  

No hay comentarios:

Publicar un comentario