martes, 18 de enero de 2011

SOMOS HIJOS DE LA LUZ ¡ILUMINEMOS!

El Dìa por excelencia, el Dìa màs grande e importante de todos es, sin duda ninguna, el Dìa de nuestro Bautismo. Ese Dìa serà memorable por toda la eternidad ¿Por què? Porque en ese Dìa nacimos de Dios, fuimos injertados en Cristo Jesùs, hechos hijos de la Luz con una misiòn muy concreta y apasionante : ser ¡Iluminadores!
Aquel Dìa, Dìa con mayùscula, todos y cada uno de nosotros recibimos la categorìa divina màs sublime: ser hijos verdaderos de Dios, pero tambièn una tarea personal : dejar que Jesùs- Luz brille en nuestra vida personal.
Jesùs nos ama a nosotros con un amor tan personal e inabarcable que nos ha hecho ¡Su cuerpo! Sabe perfectisimamente que somos de barro, pura pequeñez y debilidad y, sin embargo, confìa tantìsimo en nosotros que quiere brillar en nosotros, iluminar a todos con su Luz.
La Luz que nos ha dado es luz divina y como tal es potente, capaz de iluminar a todos, a los de cerca y a los de lejos ¡Què misterio tan grande y fascinante, aunque no lo comprendamos!
Jesùs nos pide tan sòlo : nuestra pequeña buena voluntad, nuestra humilde colaboraciòn personal. Con esa pequeñez, El es capaz de hacer maravillas, a cual màs admirable e increible.
Su Luz en nosotros es realmente poderosa. Puede iluminar no sòlo nuestra existencia personal sino la de todos: cercanos y lejanos. ¡Què grande y bueno es nuestro Dios!
Aunque no seamos personas importantes ni tengamos relieve social, Jesùs quiere necesitar nuestra pequeña buena voluntad para iluminar a todo hombre y a toda mujer. Tremendo misterio que desborda toda nuestra imaginaciòn. Jesùs- Luz ilumina màs allà de lo que nosotros podamos pensar o calcular. Esta es una gran y maravillosa verdad aunque nosotros no podamos advertir cuàndo ni còmo lo hace.
A cada uno de nosotros nos pide algo muy sencillo: que nos dejemos poseer y amar por El, para que El sea la Luz de nuestra vida personal y por nuestro medio siga iluminando " a todo hombre que viene a este mundo "
Todos sabemos muy bien que nuestro mundo es una noche muy oscura, pero hemos de saber inmensamente mejor que Jesùs es la Luz que ha de iluminar a todos, convencidos de que lo quiere hacer ¡en nosotros y por medio de cada uno de nosotros!
Como personas de fe, todo nuestro empeño se ha de centrar en Jesùs- Luz de todos. Cada dìa pondremos alma, corazòn y vida en vivir - ìntima y gozosamente - unidos a Jesùs, preocupados en llenarnos de El, de su Luz, buscando maneras de que todos sean iluminados por Jesùs.
Convencidos de que es infinitamente màs importante Jesùs y su Luz que todas las oscuridades y negruras que podamos ver, todo nuestro afàn serà pedirle, cada dìa, todos los dìas, al Espìritu Santo que nos llene màs y màs de Jesùs, para que cada dìa seamos màs y mejores iluminadores.
Esa es nuestra categorìa divina. Esta ha de ser nuestra felicidad.
Creo que el que compuso esta oraciòn : " Señor Jesùs, te pedi mos que cuantos nos miren a nosotros, te vean a Ti " habìa dicho con pocas palabras la gran verdad de nuestra vida cristiana. Hemos recibido la Luz, hemos sido hechos hijos de la Luz, todos estamos llamados a ser ¡ ILUMINADORES !.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario