jueves, 9 de diciembre de 2010

¿ TODAS LAS RELIGIONES SON IGUALES ?

Un autor de nuestros dìas, con mucha sencillez y profundidad, afirma : " Todas las religiones nos acercan a Dios, el cristianismo nos sumerge en el Corazòn de Dios. Mientras las primeras nos dejan en la puerta de Dios, el segundo nos facilita la intimidad personal con Quien nos ha creado y hecho familia suya "
Desde una visiòn humana podemos pensar que "todas las religiones son buenas para ir a Dios" Pero ¡desde Dios! sòlo una es la verdadera ¡La que El ha establecido!
Para ubicarnos en la verdad, para no desorientarnos, es preciso que empecemos por reconocer que - entre Dios y nosotros - hay una distancia tan infinita como infranqueable.
Por ser creaturas,todos, hombres y mujeres, experimentamos dentro de nosotros una necesidad, una exigencia, honda e irresistible: ¡Dios nos atrae!
Somos religiosos por naturaleza.
Cada vez que fomentamos ese deseo, ese impulso que brota de lo màs profundo de nuestro ser, nos acercamos a Dios, nos humanizamos y demostramos que nos queremos a nosotros mismos.
Pero, cuando somos cristianos, es Dios el que se acerca a nosotros, se da a cada uno y nos hace vivir en comuniòn, ìntima y sabrosa con El. ¡Què misterio de Amor, tan increible y fascinante!
La distancia, infinita e infranqueable, desaparece, porque Dios mismo se hace hombre y, como dicen los santos, el hombre se hace Dios, participando de su vida divina.
Todo ello se hace realidad, gracias a Jesùs. Sin El, nos quedamos en el simple mundo religioso. Dios, arriba, el hombre, abajo.
Todas las religiones, las muy antiguas y las màs recientes, las màs admirables y las màs florecientes, son - ¡Recordèmoslo siempre-! un intento, un anhelo, una pretensiòn de uniòn, ìntima y verdadera, con Dios.
Tendràn, ¡ còmo no ! un contacto, màs o menos, grande y profundo, con Dios, pero de ahì no podràn pasar. Dios es inacesible para el ser humano.
Nosotros, por pura bondad y generosidad de Jesùs, tenemos acceso hasta la misma intimidad de Dios- Trinidad, podemos vivir en familiaridad con El, tanto que - si queremos - llegaremos a hacernos uno con El. Si el simple afirmarlo nos causa tanta felicidad ¿ Què no serà el vivirlo, experimentarlo personalmente ?
Los hombres màs religiosos, los màs especialistas en su religiòn alcanzaràn alturas espirituales y lograràn muchos beneficios, pero toda su vida, todos sus esfuerzos se quedaràn en una comuniòn, màs o menos, satisfactoria e, incluso, podràn entrar al Cielo, por haber actuado segùn su conciencia, por haber creido que ese era el camino. Pero, durante su vida, no se aprovecharon de Dios, no pudieron adorar a Dios, en espìritu y en verdad, no pudieron gozar de su Amor, de su intimidad ¡ Les faltò Jesùs !
Ellos tienen muchos valores, semillas del Verbo. Nadie lo puede poner en duda. Pero si hubieran conocido a Jesùs, todos estos hombres y mujeres, habrìan tenido una experiencia personal de Dios, una comuniòn tan sabrosa con cada una de las Tres Divinas Personas, que no sòlo se harìan un bien inmenso a si mismos sino que serìan fuente de bienes y crecimiento espiritual para muchas personas. Podrìan haber sido unos grandes santos.
Nosotros, por haber sido favorecidos con el don de la Fe, el Espìritu Santo nos invita, nos apremia cada dìa, a ser presencia y prolongaciòn de Jesùs, allì donde vivimos y trabajamos. Estamos llamados a ser personas enamoradas de Dios, a vivir cada dìa màs conscientes de que hemos recibido la Luz para ser hombres y mujeres-experiencia personal de Dios, de tal manera que los que nos vean ¡ le vean a El !
Si nos ven simples personas religiosas, podemos tener la seguridad de que ellos, los que todavìa no conocen a Jesùs, preferiràn seguir sus ritos y ceremonias.
Sòlo cuando nos ven reflejando a Jesùs, aprovechados de Dios, disfrutando cada vez màs de su Amor,se animaràn a ser como nosotros.
Esto es tremendamente hermoso y estimulante. Por eso, nunca como hoy, vale la pena vivir con Jesùs.-

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