martes, 15 de junio de 2010

¡Cuánto puede la oración de una mamá!

" Señor, yo ya he vivido bastante, en cambio, esta muchachita, que es mi hija Paulina, està empezando a vivir. Si te parece bien, llèvame contigo, pero a ella devuèlvele la salud y haz que conserve su vida"

La que asì oraba era la mamà de Paulina Jaricot, la que un dìa serìa un magnìfico instrumento del Espìritu Santo en favor de toda la Iglesia universal. ¡Què hermosa oraciòn! Plegaria sencilla y sincera, expresiòn de una gran fe, de un amor admirable. Se advierte, enseguida, que esta oraciòn y la forma como està presentada, es de una mamà muy creyente y fervorosa.
Le brotò de lo màs profundo del corazòn. Es verdad que hablaba la boca, pero era el corazòn derretido, el corazòn de una mamà, el que oraba y suplicaba. Asì, conquistò a Dios, logrando inmensamente màs de lo que ella podìa imaginar.
Todos sabemos que Dios se emociona de tal manera cada vez que una mamà ora por sus hijos, que no sabe, no puede negar lo que ellas piden, sobre todo, cuando piden lo que Dios quiere darnos.
¡Nadie ora con màs amor, con màs corazòn que una mamà! ¿ Nos sorprenderemos de que ellas, cuando oran por el bien de sus hijos, sean especialistas en acariciar y conquistar el corazòn de Papà-Dios, logrando muchìsimo màs de lo que ellas puedan soñar !
Esta mamà nunca imaginò lo que Dios tenìa preparado para su hija, Paulina Jaricot, ya que no sòlo recuperò la salud corporal sino que fue conquistada por Jesùs, quien la librò de sus vanidades, enamoràndola con un amor especial. Quiso elegirla para hacerla instrumento suyo, porque querìa hacer en ella y por medio de ella, obras grandes y hermosas, no sòlo en Francia, su pais natal, sino en la Iglesia universal, en el mundo entero.
¿Por què la oraciòn desta mamà penetrò tan adentro en el corazòn de Papa-Dios ? Porque ella, movida por su gran fe, anteponìa la voluntad de Dios por encima de la salud de su hija muy querida: "Señor, si te parece bien..." Frase, tan repleta de ternura, que parece sacada de los evangelios.

Aprendamos de esta mamà: que es bueno, muy bueno que pidamos a Dios el bien supremo: la vida, la salud de nuestros seres màs queridos, pero cuidando con especial empeño de pedir primero -y sobre todo- que se cumpla la voluntad de Dios en nosotros, convencidos de que ¡siempre saldremos ganando! Es lo mejor que podemos hacer.
Dios quiere infinitamente màs nuestro bien y provecho que nosotros mismos. Cuando pedimos, con humildad e insistencia, que se cumpla la Voluntad de Dios en nosotros, en la persona que amamos, podemos tener la certeza que recibiremos inmensamente màs de lo que nosotros pedimos o esperamos.

La mamà de Paulina Jaricot pidiò la salud de su hijita muy querida, pero prefiriò la voluntad de Dios. Ella no pudo ni imaginar que Dios desbordarìa sus expectativas. Su hija facilitò el que Dios pudiera iniciar y promover la Obra pontificia de la Propagaciòn de la Fe, obra que ha realizado y seguirà realizando - a travès de los siglos - un bien inmenso e inabarcable en toda la Iglesia universal, en millones y millones de personas que se han beneficiado - y seguiràn beneficiàndose - de esta Obra, por lo que la mamà y su hija Paulina cantaràn eternamente las maravillas de Dios.

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