martes, 13 de abril de 2010

¡Que no se pierda ni un solo sufrimiento!

" Señor, te ruego una sola cosa: que no se pierda ni un solo sufrimiento de los enfermos de este hospital, de todos los centros de salud del mundo. Toma en tus manos todos los sufrimientos, hazlos tuyos, ùnelos a tu sacrificio en la Cruz. Millones de seres humanos, en todo el mundo, todavìa no te conocen ni te aman" Asì oraba un amigo creyente, cuando pasaba por delante de un hospital, camino a su oficina ¡ Què admirable espiritualidad la de este hombre ! ¡ Què fe tan grande !
Todos, niños y ancianos, jòvenes y adultos, casados y solteros, tengamos una fe muy viva o una fe dèbil, necesitamos caer en la cuenta del valiosìsimo "combustible" que son los sufrimientos humanos cuando son unidos a los de Jesùs. Son el mejor y màs valioso aporte para contribuir a la obra, màs grande y màs transcendental de todas: la Salvaciòn - por Jesùs - de toda la Humanidad.
Jesùs valora y necesita nuestros sufrimientos. Nos lo pide a todos, a cada uno de nosotros, ya que quiere, desea ardientemente, completar, en nosotros, que somos su Cuerpo, lo que falta a su pasiòn.
Cristo, como Cabeza, sufriò toda su pasiòn, completa y perfectamente. Pero,como Cuerpo, todavìa està incompleta.
Si nosotros - y todos los enfermos - ofrecièramos, cada dìa, nuestros sufrimientos, unidos a los de Jesùs, no sòlo aportarìamos lo màs grande y valioso a la obra salvadora de Jesùs, sino que, tambièn, serìamos: màs y mejores creyentes, crecerìamos en la Fe, nuestro Amor serìa màs profundo y verdadero, nuestra Esperanza màs gozosa, y todos nos admirarìan como hombres y mujeres felices y agradecidos de colaborar con Jesùs, en su obra de salvar a todos.
Ahora, no vemos lo que significa contribuir a la obra salvadora de Jesùs, pero cuando estemos en el Cielo, advertiremos la fuerza poderosa de Jesùs en nosotros, unidos a El. Quedaremos asombrados del incontable nùmero de personas, en todo el mundo, que se beneficiaron de nuestro aporte, ofreciendo nuestros sufrimientos con los de Jesùs, haciendo realidad que muchas personas lograran lo que vale màs que todo: la salvaciòn eterna.

El que esto escribe, animado por el ejemplo del amigo, creyente y con un gran espìritu misionero, cuando me toca pasar por un hospital, hago lo mismo que èl, hago mìa su oraciòn: "Señor ¡que no se pierda ni un solo sufrimiento" Algo muy sencillo, pero muy valioso e importante al alcance de todos y cada uno de los bautizados.

3 comentarios:

  1. Yo también seguiré este ejemplo!! buenísimo

    ResponderEliminar
  2. QUE DIOS LO SIGA BENDICIENDO PADRECTIO QUERIDO QUE HERMOSO SUS MENSAJES!! SU HERMANA THAIS

    ResponderEliminar
  3. Lo he usado para el trabajo con enfermos misioneros, gracias.

    ResponderEliminar