martes, 14 de febrero de 2012

EL AMOR HACE REALIDAD COSAS ADMIRABLES


Estuve en un colegio. Fui de visita. Cuál sería mi grata sorpresa al encontrar un lugar en el que aparecía un letrero que decía:" ROSA RIO MISIONERO. Lugar de oración". Me quedé mirando y ví que en el suelo había un rosario gigante, con cincuenta círculos de cemento de cinco colores diferentes, con una cruz de tamaño considerable. Presidiendo ese lugar de oración estaba una hermosa imagen de la Virgen María. Estuve observando. Por la forma de los círculos imaginé que en cada uno de ellos se colocaría una muchacha y se rezarían los cinco misterios, uno por cada continente. Quien ideó este modo de rezar el santo rosario, bien merece un reconocimiento, ya que de una forma original, sencilla y práctica, facilitó el que las alumnas no sólo se aficionaran a orar - con y desde la Virgen María- sino a valorar su fe, a vivirla en clave misionera, ¡no puede ser de otra manera! ensanchando su corazón de una forma pedagógica y divertida. Estoy seguro de que las alumnas recordarán, por el resto de su vida, esta forma de orar, de sentirse Iglesia misionera, de universalizarse con una devoción tan querida y recomendada por la misma Virgen María, como es el rezo del santo rosario.
Soy consciente de que no en todos los colegios se podrá tener un espacio dedicado a la Santísima Virgen María, con los cincuenta círculos de cemento de colores con una imagen de Ella presidiendo ese lugar, pero si hay fe y amor se inventarán maneras de que los alumnos tomen gusto a rezar el rosario, a promover el espíritu misionero. Todo un reto para los directores y profesores católicos.
Hay un dicho popular que tiene mucha sabiduría: " Más logra el que quiere, aunque no tenga, que el que tiene y no quiere ".- 

1 comentario:

  1. Me llama la atención que casi todos los mensajes de los sacerdotes y religios@s nos exhortan al dolor... claro, a la aceptación "gozosa" del dolor como vía hacia la conversión real y la corredención propia y del prójimo. Pero en estos mensajes suyos, padre Alonso, se impone la alegría y la felicidad por ser hijos del Padre Eterno. Esto, creo yo, sólo lo sienten aquellos que han recibido tamaña Gracia.
    Desde luego, tal vez uno se equivoca al creer que la penitencia es sólo dolor... tal vez, la verdadera penitencia se alcance cuando, a pesar de todos los dolores y sinsabores que el vivir entraña, logre uno ser feliz. Hay que emplear muchas gracias divinas en esta labor tan impalpable.
    Paz y Bien
    Antonia Pérez R.

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