Los médicos, psicólogos y siquiatras están de acuerdo
en afirmar que: "para tener buena salud integral es necesario que vivamos
abiertos, salgamos hacia afuera y busquemos involucrarnos en cuantos màs
podamos" Hemos sido creados por amor y para amar. Todos experimentamos doble
movimiento: hacia adentro y hacia afuera. Uno, nos impulsa a atrincherarnos.
Otro, a abrirnos. El primer impulso es perjudicial y dañino, mientras que el otro nos enriquece al
facilitarnos crecer en comunión con nuestros semejantes.
Siempre ha sido necesario abrirse, salir de uno mismo,
encontrarnos con el prójimo. Hoy quizà es apremiante ¿Por qué? Estamos tentados a cerrarnos,
a aislarnos en nuestro bunker doméstico, fascinados por nuestros aparatos, última generación. Las cuatro paredes de nuestra casa nos dan comodidad y
seguridad. Salir supone esfuerzo; salir de nosotros, riesgo. Quedarnos en la
casa, reducir los horizontes de nuestra vida, implica: pobreza,
aislamiento, oxidación. Salir de nosotros,
abrirnos a los demás, es salud, riqueza, comuniòn, crecimiento. Conformarnos con
las cuatro paredes es tristeza y asfixia vital.
Abriéndonos experimentamos gozo, vitalidad,
esperanza.
Lo que sucede a nivel humano lo podemos decir
igualmente de nuestra fe y vida cristiana. Jesùs nos ha dado la Vida y la
Salvaciòn, no para que la utilicemos en beneficio exclusivamente personal,
sino para que nos abramos y entremos en comunión con todos: con los de cerca y
con los de lejos. "Es verdad que no podemos recorrer el mundo con nuestros pies
- dice san Agustìn - pero sì lo podemos hacer con nuestro amor, con nuestra fe,
con nuestra oraciòn"
Hoy más que nunca es preciso abrirnos, deseando
compartir lo que somos y creemos con cuantos màs podamos, queriendo abarcar
a mayor número de personas, orando para que todos se beneficien de nosotros y
todos nos beneficiemos de dar y recibir.
Ha sido el mismo Espíritu Santo, el que a través de
nuestros pastores reunidos en Aparecida, nos ha dado el programa de nuestra vida
y crecimiento espiritual: "Discípulos y misioneros de Jesús" Con
cinco palabras nos pide : apertura hacia El y al prójimo.
Si nos abrimos a Jesús experimentaremos la gozosa exigencia de abrirnos a los demás. Nos haríamos
daño a nosotros mismos si no nos abriéramos y nos conformáramos con estar
tranquilos, cómodos y seguros en nuestra pequeñez y mundo
personal.
A todos nos conviene, nos hace mucho bien preguntarnos
: ¿Vivo abierto a Jesús, a mi prójimo?
La respuesta que demos nos dirá si estamos sanos o
enfermos, si somos adultos o niños, si somos vivientes o seres vegetativos, si somos
creyentes-misioneros o personas que se conforman con estar inscritas en una
Iglesia.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario