"El amor tiene imaginación" En estos días cayó en mis manos un
boletín misionero. Entre las noticias que publicaba había una que me llamó la
atención. Un catequista se había propuesto promover - en los niños y en
los jóvenes - el espíritu misionero ¿Cómo? ¡A través del cine! Alguno me dirá
que esta forma de catequesis es normal, muy utilizada en las catequesis
parroquiales o escolares. Por supuesto que ya lo sabía. Lo interesante es que
se recalcaba la misión, la vocación que tiene todo bautizado de ser
MISIONERO. Este aspecto, tan esencial a nuestra fe, no se puede dar por
supuesto o creer que catequizando sin más, "automáticamente"
aparecerá la conciencia misionera como fruto maduro. Bueno y muy bueno es
dar catequesis. Necesario y provechoso el impartirla tanto a niños como
a jóvenes y adultos. Pero, tenemos que insistir "a tiempo y a
destiempo" para que todo bautizado tome cada día mayor conciencia de su
compromiso misionero. Esto hay que hacerlo en la Iglesia , en la escuela, en
la familia, en todas las catequesis, sea para la primera comunión, sea
para la confirmación, en las preparaciones para los bautismos o cursos de
Biblia, en una palabra, siempre que podamos.
Se trata de lograr creyentes adultos. Tenemos que aprovechar
todos los recursos, todas las oportunidades, y hemos de valernos de los medios
de comunicación social que son realmente valiosos y eficaces para evangelizar.
Vivimos en la era de las imágenes. Hoy tenemos a nuestro alcance un material
muy bueno, y a precios muy asequibles. Lo que hace falta es que los
evangelizadores seamos personas llenas del Espíritu Santo y vivamos nuestra fe
en clave misionera, convencidos de que el que tiene fuego por dentro, lo
contagia por fuera.
Creo que, nunca como hoy, hemos tenido tanta cantidad y calidad en
lo referente a material de catequesis. Todo ello es necesario, valioso, es medio y
apoyo. Lo que importa es ¡el espíritu!: la santidad de vida. Esta
verdad nos la recuerda sin cesar la Iglesia , ya que como Madre sabe con qué facilidad
la olvidamos. Utilicemos tantas películas que hay en el mercado para
animarnos y ser animadores misioneros. Si los padres de familia, los educadores
y catequistas se proponen reunir material de animación misionera, serán
ellos mismos los que se admiren de las posibilidades que tienen para
catequizar, de los logros y beneficios que van a conseguir. En cada catequesis,
el Espíritu Santo abrirá horizontes, hará arder corazones, realizará cosas muy
hermosas, despertará vocaciones sacerdotales, religiosas, esposos, padres,
laicos, verdaderos evangelizadores, promotores de animación
misionera, sembrará inquietudes provocando cambios de vida, nuevas
iniciativas y, lo que es mejor de todo, aumentará la santidad y el crecimiento
espiritual tanto en padres como en hijos, tanto en catequistas como en niños y
adultos. Por eso, ¡manos a la obra! hay mucho por hacer y tenemos increíbles
medios para lograr creyentes adultos-misioneros. El Espíritu Santo lo
quiere hacer realidad, brindémosle -con alegría y generosidad -nuestra pequeña
pero valiosa mano de ayuda.
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