lunes, 26 de julio de 2010

¡¡¡ TAMBIEN USTEDES SON YO !!!

Esta frase, impactante tan profunda como hermosa, se la pone San Agustín en la boca de Jesùs. ¿Exageraciòn? ¿Una expresiòn poètica? ¿Una forma de hablar? Nada de eso. San Agustìn, enamorado de Cristo y especialista en el estudio de la Biblia, sabìa muy bien lo que decìa y por què lo predicaba.
Jesùs nos ama con todo su amor. Ha sido ese su amor el que ha hecho posible el milagro màs asombroso e increible: que El y nosotros seamos ¡ un solo y ùnico Cristo!
Entre Jesùs ( la Cabeza ) y nosotros ( su Cuerpo ) hay una distancia infinita, ya que El es verdadero Dios y nosotros somos creaturas suyas.
Quizà el que màs ha profundizado en este misterio, revelado por el Espìritu Santo, ha sido San Agustìn.
Si este especialista en santidad, en el estudio de la Biblia, ha sido capaz de hacer una afirmaciòn tan " atrevida " lo ha hecho muy conscientemente, impulsado por el Espìritu Santo.
Estaba tan firmemente convencido de que esta verdad venìa de Dios y estaba claramente revelada por la Biblia, que la vivìa apasionadamente y predicaba en sus sermones, difundièndola en sus libros.
Esta afirmaciòn "¡Tambièn ustedes son YO!" Jesùs la hace suya, con todo el amor y emociòn de su Corazòn.
Podemos constatarlo en varias frases de Jesùs: "Yo soy la vid. Ustedes son los sarmientos" ( Jn 15.5). En vìsperas de su pasiòn, antes de entregar su vida por nosotros, Jesùs, rebosante de amor por todos y cada uno de nosotros, afirma y declara: " Ruego para que sean uno, como tù, Padre y yo, somos uno " (Jn 17,23 ) " Y por ellos, Yo me santifico a mi mismo"(Jn17,19
Lo que se trata es de vivir esta ìntima y misteriosa comuniòn entre Jesùs y nosotros. Es asì como el Espìritu Santo nos hace experimentar y disfrutar nuestra categorìa divina màs increible : que Jesùs y nosotros formamos el Cristo total.
Desde nuestro bautismo somos injertados en Jesùs, formamos parte de El, viviendo con El una misma vida divina. Y si Jesùs afirma, con todo su amor, que tambièn nosotros somos El, cada uno de los bautizados - movidos por el Espìritu Santo - tambièn nos hemos de gozar de ser todos suyos, viviendo cada vez màs unidos a Quien se ha querido unir ¡para siempre! con cada uno de nosotros.
Si vivièramos este misterio, podemos tener la completa seguridad de que serìamos muy santos, personas tan admirables que nos convertirìamos en magnificos instrumentos de las maravillas de Dios. Muchos, al ver y admirar nuestra categorìa divina, se abrirìan al Amor de Jesùs y se entregarìan a El, multiplicàndose el nùmero de los que evangelizarìan, con el poder y la fuerza de Dios.-

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