jueves, 25 de marzo de 2010

El dìa de la verdad ¡ la gran sorpresa !

El dìa de la verdad, el dìa-eternidad, en el que todos nos encontraremos -cara a cara, con Dios - todos vamos a presenciar algo realmente admirable: ¡ la gran sorpresa !

Todos los que hayan vivido con Jesùs y se hayan afanado por compartir su fe con el pròjimo, veràn - con sus propios ojos - un espectàculo que recordaràn y gozaràn por toda la eternidad.

Desfilaràn por delante de ellos un gran nùmero de personas, hombres y mu jeres, de toda edad, raza y cultura, que - con gran gozo y emociòn - se presentaràn ante Papa-Dios para proclamar - ante todos los àngeles y santos del Cielo - que todos y cada uno de ellos pudieran conocer a Jesùs, vivir la vida divina, alcanzar la salvaciòn, gracias al fervor, a las oraciones y generosidad de... ¡ mencionando nombres y apellidos! de todos los que fueron instrumentos del Espìritu Santo para que cada uno de ellos pudiera tener el tesoro de los tesoros: la Fe, la Luz, la Salvaciòn de Dios.

La multitud incontrable de àngeles y santos, aplaudiràn ¡ todos a una ! con frenesì celestial y sin cansarse, glorificando a la Santìsima Trinidad, diciendo y cantando, todos como un coro gigantesco : " La victoria es de nuestro Dios, que està sentado en el trono y del Cordero... La bendiciòn, la gloria, la sabidurìa, la acciòn de gracias, el honor, el poder y la fuerza a nuestro Dios,por los siglos de los siglos, amèn " ( Apoc 7,10 y 12 )

A todos los bautizados nos conviene y nos hace inmenso bien el preguntarnos, con sencillez y sinceridad:  ¿Cuando me llegue la hora de presentarme ante Papa-Dios, me verè acompañado de muchos, hombres y mujeres, que seràn los que certifiquen que se beneficiaron de mi Fe viva y contagiosa, de mi entusiasmo porque todos conocieran a Jesùs ?

Este panorama, espectacular y emocionante, aunque, ahora, lo expresemos màs por imàgenes aproximativas e imperfectas ¡ la realidad superarà con creces nuestra màs increible imaginaciòn ! es para todo creyente, una razòn muy poderosa y convincente, para tomar cada dìa màs en serio nuestra Fe, nuestro compromiso bautismal para evangelizar, para trabajar sin desmayo por anunciar a Jesùs, vivo y resucitado, para que todos, los de cerca y los de lejos, le conozcan, le amen y se salven.

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