martes, 27 de diciembre de 2011

M I S H A, HERMOSA HISTORIA DE NAVIDAD

MISHA merece con todo derecho un puesto muy especial en el misterio de Navidad ¿Por qué? Para comprender lo anterior, nos tenemos que situar en la Rusia comunista y atea.
Unos cristianos americanos estuvieron en un centro de niños abandonados y maltratados. Les hablaron de la Navidad. Para todos ellos fue ¡UNA VERDADERA REVELACION! Nunca habían oído hablar de Dios hecho Niño
Oían emocionados y algunos lloraban. Para que vivieran la Navidad no sólo en el corazón por medio de los oídos, y la asumieran como niños, dieron material de cartón y papel invitándoles a que cada uno de ellos "escenificara" lo que habían oído.
Los catequistas quedaban asombrados de la imaginación infantil. Pero lo que más les llamó la atención fue ver la obra de Misha. Había realizado un pesebre ¡con dos niños!
Recurrieron al intérprete, quien tras oír a Misha, les hizo conocer la interpretación del niño: "Cuando María dejó al Niño en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía ni papá ni mamá y que no tenía lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con El. Le dije que no podía, porque no tenía nada para darle". Misha, añadió, yo quería quedarme con Jesús. Por eso se me ocurrió darle un buen regalo: ¡darle calor!
Entonces le pregunté a Jesús: "Si te doy calor ¿Ese sería un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo: Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido. Ahí mismo me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre"
Este niño, con su ingenuidad y corazón limpio, comprendió perfectamente la Navidad. Se abrió al Misterio, comprendió el Amor. Con toda sencillez y naturalidad manifestó a Jesús su pobreza y abandono. Como niño dijo la verdad, como creyente recibió a Jesús. Su imaginación se hizo amor. Con su corazón conquistó y enamoró a Quien primero se había enamorado de él. Impulsado por el amor se atrevió a ofrecerle...  calor, regalo que Jesús aceptó muy complacido.
Una vez más se hace realidad lo que los especialistas y los santos afirman: "El amor tiene imaginación"
La conclusión es evidente. Ante Dios hecho Niño, explosión de Amor, lo único que podemos ofrecer le es: ¡nuestra pequeña buena voluntad! Parece poco pero, en realidad, es todo lo que somos y tenemos. Y Dios que lo es ¡TODO! no sólo se contenta sino que se nos entrega  a cada uno de nosotros. Si Misha utilizó su corazón y se valió de su fantasía para conquistarse y enamorar a Jesús ¿No podremos también nosotros  hacer lo mismo: vivir la Navidad con un corazón de niño, con sencillez infantil, aprovechando una facultad tan valiosa como es nuestra  imaginación?
Con el corazón  y un poco de imaginación

miércoles, 14 de diciembre de 2011

C I N E - M I S I O N


"El amor tiene imaginación" En estos días cayó en mis manos un boletín misionero. Entre las noticias que publicaba había una que me llamó la atención. Un catequista se había propuesto promover - en los niños y en los jóvenes - el espíritu misionero ¿Cómo? ¡A través del cine! Alguno me dirá que esta forma de catequesis es normal, muy utilizada en las catequesis parroquiales o escolares. Por supuesto que ya lo sabía. Lo interesante es que se recalcaba la misión, la vocación que tiene todo bautizado de ser MISIONERO. Este aspecto, tan esencial a nuestra fe, no se puede dar por supuesto o creer que catequizando sin más, "automáticamente" aparecerá la conciencia misionera como fruto maduro. Bueno y muy bueno es dar catequesis. Necesario y provechoso el impartirla tanto a niños como a jóvenes y adultos. Pero, tenemos que insistir "a tiempo y a destiempo" para que todo bautizado tome cada día mayor conciencia de su compromiso misionero. Esto hay que hacerlo en la Iglesia, en la escuela, en la familia, en todas las catequesis, sea para la primera comunión, sea para la confirmación, en las preparaciones para los bautismos o cursos de Biblia, en una palabra, siempre que podamos.
Se trata de lograr  creyentes adultos. Tenemos que aprovechar todos los recursos, todas las oportunidades, y hemos de valernos de los medios de comunicación social que son realmente valiosos y eficaces para evangelizar. Vivimos en la era de las imágenes. Hoy tenemos a nuestro alcance un material muy bueno, y a precios muy asequibles. Lo que hace falta es que los evangelizadores seamos personas llenas del Espíritu Santo y vivamos nuestra fe en clave misionera, convencidos de que el que tiene fuego por dentro, lo contagia por fuera.
Creo que, nunca como hoy, hemos tenido tanta cantidad y calidad en lo referente a material de catequesis. Todo ello es necesario, valioso, es medio y apoyo.  Lo que importa es ¡el espíritu!: la santidad de vida. Esta verdad nos la  recuerda sin cesar la Iglesia, ya que como Madre sabe con qué facilidad la olvidamos. Utilicemos tantas películas que hay en el mercado para animarnos y ser animadores misioneros. Si los padres de familia, los educadores y catequistas se proponen reunir material de animación misionera, serán ellos mismos los que se admiren de las posibilidades que tienen para catequizar, de los logros y beneficios que van a conseguir. En cada catequesis, el Espíritu Santo abrirá horizontes, hará arder corazones, realizará cosas muy hermosas, despertará vocaciones sacerdotales, religiosas, esposos, padres, laicos, verdaderos evangelizadores, promotores de animación misionera, sembrará inquietudes provocando cambios de vida, nuevas iniciativas y, lo que es mejor de todo, aumentará la santidad y el crecimiento espiritual tanto en padres como en hijos, tanto en catequistas como en niños y adultos. Por eso, ¡manos a la obra! hay mucho por hacer y tenemos increíbles medios para lograr creyentes adultos-misioneros. El Espíritu Santo lo quiere hacer realidad, brindémosle -con alegría y generosidad -nuestra pequeña pero valiosa mano de ayuda. 

miércoles, 7 de diciembre de 2011

NUESTRO TESORO ES VALIOSISIMO


"Tenemos un tesoro valiosísimo: la vida divina, la fe, la salvación. Es preciso conocerlo para valorarlo y amarlo. Lo valoramos y amamos cuando lo vivimos, lo agradecemos y compartimos" El que esto dijo fue un gran sabio. Estoy totalmente de acuerdo con él. Desde muy niños hemos recibido la vida divina, la fe y hemos entrado en el camino de la salvación. ¡Este es un tesoro que no tiene comparación con todas las riquezas que podamos imaginar!
Dios con ser Dios, no nos ha podido dar nada más grande, nada más valioso que: la vida divina, la fe y la salvación. El día que veamos a Dios cara a cara, comprenderemos - clara y perfectamente - que nosotros éramos los más ricos y afortunados del mundo. Será entonces cuando reconoceremos que éramos inmensamente ricos y privilegiados, pero que nos quedamos lejos, muy lejos de aprovecharlos como Dios quería, conformándonos con tenerlos bien guardaditos, protegidos si, pero sin sacarles el máximo provecho. Hoy más que nunca, los creyentes en Jesús, somos impulsados por el Espíritu Santo a ser graduados en la fe, conociéndola cada día más y mejor, profundizando sin cesar en ella, dando gracias a DIOS-TRINIDAD - continua y gozosamente- por ese don y regalo que toda la eternidad será insuficiente para agradecerlo como es debido, buscando que Jesús crezca en cada uno de nosotros, para así poder compartir esa fe-vida con cuantos más podamos y por todos los medios a nuestro alcance.
Todos sabemos que necesitamos estar al día en nuestra profesión. Esta exigencia es propia de los tiempos que vivimos. Es requisito para ser verdaderos profesionales. Pero esto -con todo lo bueno y necesario que es-, tiene una vigencia muy limitada. El día que cumplimos la edad de la jubilación  se termina esa exigencia, ese requisito ya no tiene valor. Y si los tiempos actuales nos piden especialización profesional y actualización permanente ¿no habrá que decir otro tanto de nuestra fe que vale inmensamente más y tiene mayor alcance e influencia decisiva no sólo para esta vida sino para toda la eternidad?
Por supuesto que cada bautizado ha de estar formado ¡a su nivel! No podemos pedir lo mismo a un técnico que a un niño, a un campesino que a un universitario. Cada uno de nosotros, por estar matriculados en la escuela de Jesús, estamos llamados, comprometidos a conocer cada día más nuestra fe, convencidos de que "nadie ama lo que no conoce" Por eso hemos de conocerla desde el estudio, serio y continuo, de la Biblia y del Catecismo de la Iglesia Católica,  estando al día en lo que la Iglesia nos propone como Madre y Maestra, convencidos de que es así cómo demostramos que sabemos valorar el tesoro que hemos recibido, y nos gozaremos de sacarle el máximo provecho, deseando ardientemente que todos  conozcan a Jesús, le amen con nosotros y sean inmensamente ricos como nosotros.
¡Qué dicha la nuestra, qué privilegio tan grande, pero también qué responsabilidad tan enorme!
No podemos esperar a vernos en la presencia de Dios para caer en la cuenta de que teníamos un tesoro tan increíblemente valioso, y darnos cuenta de que no lo supimos aprovechar como él se merecía y por no valorarlo como es debido no lo supimos compartir. Ahora es tiempo. Todo depende de nuestra voluntad, la gracia divina no nos va a faltar.