lunes, 29 de noviembre de 2010

JESUCRISTO, CON EL CORAZON Y LOS BRAZOS ABIERTOS DE PAR EN PAR

Hace pocos dìas, en Polonia, fue bendecida una imagen de Jesucristo, una imagen muy especial y esto por varios motivos: su tamaño y altura. Su tamaño y altura son realmente gigantescas, imponentes. Es la imagen de Cristo màs alta y la màs grande del mundo, superando, incluso, al famoso Cristo Redentor, en Brasil.
Tiene 36 metros de altura y con su base alcanza los 50 metros.
¡Todo un rècord! Està colocada en un una colina. La cabeza de Cristo tiene una corona ¡El es el Rey y Señor de todos y de todo!
Sus brazos abiertos son una invitaciòn , clara y evidente, para que todos: santos y agnòsticos, creyentes y ateos, hombres, mujeres y niños, atraidos por su Amor,nos aprovechemos de El, disfrutemos de su Amor, seamos hombres nuevos, constructores de la " Civilizaciòn del Amor "
La idea de levantar esta imagen gigantesca ha sido de los catòlicos polacos. Ellos han puesto de relieve que Jesùs bien merece ocupar el centro de Europa, pero sobre todo de cada persona, sobre todo, cuando los enemigos estàn decididos a quitarle de en medio. Por eso, su idea de ponerlo bien alto para que todos lo vean ha sido un gran acierto, una idea genial y muy elocuente.
Una vez màs podemos decir :¡ el Amor tiene imaginaciòn!
Europa es un continente, tierra de santos, ha evangelizado el mundo. Actualmente està viviendo un invierno, cristianamente hablando. En estas naciones reina un ambiente pagano, en el que se respira materialismo y relativismo, y son muchos los que se glorìan de ser agnòsticos. Pero, esa realidad siendo como es grave y preocupante, no es lo màs importante. Jesùs tiene, en todas y cada una de las naciones europeas, muchos discìpulos que le aman apasio nadamente y sin miedo a exagerar podemos decir que hay un gran nùmero de santos. Y aunque los medios de comunicaciòn social no los quieran valorar ni tener en cuenta son inmensamente màs de los que pudièramos pensar o imaginar.
Este nùmero de santos y santas es, con mucho, una verdad màs grande y decisiva que toda la multitud de incrèdulos e ignorantes juntos. Ellos hacen màs ruido, pero estàn en grandìsima desventaja.
Polonia ¿ Centro de Europa ? Lo que si podemos asegurar es : Jesùs ha querido colocarse allì porque quiere, desea ardientementeser el Corazòn de todos : personas, familias y naciones.
El se ha colocado muy arriba, ¡ es Dios ! pero està muy cerca de cada uno de nosotros, compartiendo todo con nosotros. Jesùs es el màs alto de todos, pero nadie es màs cercano que El.
Todos sabemos que tras el invierno, por muy duro y largo que sea, siempre llega la primavera ¿ Poesìa ? ¿ Una utopìa ? ¿Una forma de hablar ?

El Papa Juan Pablo II, con esa lucidez de hombre santo, profetizò:
" Se acerca una primavera en la Iglesia " ¿ No estarìa pensando, en primer lugar, en Europa ?
A todos nosotros, que hemos recibido la Luz y la Salvaciòn de los misioneros europeos que vinieron a nuestras naciones, nos toca orar - con humilde insistencia - para que Jesùs les conquiste la voluntad y les enamore el corazòn. Todos ellos necesitan descu brir las raices cristianas que dieron origen a Europa, ya que sin Cristo esas culturas pierden su identidad, su razòn de ser. Ha sido Cristo, quien ha querido ser colocado bien alto - en esa colina ele vada y cèntrica -para que todos le vean, y asì - desde allì - hablar al corazòn de cada hombre y de cada mujer : " ¡ Vengan a Mi. Tendràn la Vida, el Camino, la Verdad, el verdadero desarrollo integral, la autèntica Felicidad ".-

viernes, 26 de noviembre de 2010

¡ Dio su vida por amor !

El P. Thomas Byles fue viajero en el barco " Titanic " Este sacerdote, convencido de que Jesùs nos habìa demostrado su Amor dando su vida por todos, quiso parecerse a El. ¿Còmo? Cuando el barco se estaba hundiendo, el P. Byles tenìa la oportunidad de salvar su vida, ya que poseìa un boleto para ocupar una de las barcas de salvamento.
Fue entonces cuando entregò ese boleto-salvaciòn a otra persona, hundièndose en las aguas frìas del mar Atlàntico en aquella noche de aquel terrible naufragio.
Esta es la historia, real y verdadera. No la que figura en la pelìcula, en donde el sacerdote queda ridiculizado en una escena que, ademàs de falsa es denigrante. Triste y lamentable injusticia que deja malparado y degradado a quien prefiere la burla a la verdad. La otra cara de la historia la presentan los habitantes del pueblo en donde naciò el heroico sacerdote. Orgullosos de su paisano, impactados por ese testimonio de amor, decidieron unirse para iniciar los tràmites del proceso para que la autoridad de la Iglesia lo pueda un dìa poner en los altares.
El P. Byles predicò muchas veces : " nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos " No se conformò con predicarlo.Quiso rubricarlo con el ejemplo de su vida. Nadie le obligò. Fue el gesto, broche de oro, de su vida sacerdotal.
Este testimonio, al igual que el de miles y miles de hombres y mujeres que toman muy en serio a Jesùs y dan su vida por El, para beneficio de sus hermanos, los hombres, nos ha de llenar de inmensa alegrìa y orgullo santo a todos y cada uno de los bautizados. Todos hemos de dar gracias, sin cesar, a la Santìsima Trinidad por el don y privilegio de pertenecer a la Iglesia catòlica, animàndonos a vivir - cada dìa - la fe en clave de amor. Esta actitud la hemos de fomentar siempre pero sobre todo,hoy, cuando vemos que hay organizaciones internacionales, poderosas y muy bien organizadas, que tienen un solo objetivo : hacer todo lo posible para que Jesùs quede arrinconado, lejos de la vida de las personas, y la Iglesia catòlica ( la que El fundò ) aparezca, falsa y despreciable, por los fallos y escàndalos de algunos de sus miembros.
La ùnica defensa, la contra-rèplica a estas campañas demoniacas es, no nos quepa la menor duda, la santidad de cada uno de nosotros. Todo bautizado, por fidelidad a Jesùs, estamos llamados a ser reflejo de Quien entregò su vida por cada uno de nosotros.
Nuestra vida tiene que "hablar" de tal manera que hasta los sordos oigan. ¿ Còmo ? Viviendo al estilo de Jesùs : haciendo siempre la voluntad de Papà-Dios, aprovechàndonos cada dìa màs de Jesùs, gozàndonos de vivir en su amor. Seamos realistas, objetivos. La posi bilidad de encontrarnos en una situaciòn-lìmite como el P. Byles es casi imposible. Pero lo que si podemos -y todos - podemos es aprovechar las innu merables oportunidades y ocasiones que se nos presentan cada dìa para amar, favorecer y ayudar a cuantos podamos, empezando por nuestra casa o lugar de trabajo.
Todos aquellos que han dado su vida por amor al pròjimo, han sido personas que han aprendido a amar de verdad valorando y aprovechado cuantas ocasiones se les presentaban, dìa a dìa, para darse a los demàs. La entrega final, heroica, fue la consecuencia lògica y normal de toda una vida de gestos, actos y pequeños sacrificios de amor y servicio que, cada dìa, realizaban. Esto està al alcance de todos. Los niños y los ancianos, los santos y los que estàn decididos a serlo, todos hemos de hacer programa de nuestra vida diaria: empeñarnos en aprender a amar, cada dìa un poquito màs, un poquito mejor. Lo lograremos cuidando los detalles, las cosas pequeñas, los servicios humildes, ya que asi como un tapiz, hermoso y admirable, està hecho de hilos pequeños, asi tambièn nuestra vida serà vida de amor si todo, por pequeño o insignificante que parezca, lo hacemos con Jesùs buscando el bien de nuestro pròjimo.
Los catòlicos hemos de empeñarnos en parecernos a Jesùs, permaneciendo en su amor, pidièndole humilde y continuamente al Espìritu Santo que nos haga cada dìa màs semejantes a Jesùs, de tal manera que todo nuestro afàn sea apreder a amar, a vivir para el pròjimo.
Recordemos siempre que si somos "presencia y prolongaciòn de Jesùs, allì donde vivimos y trabajamos" hemos de facilitar que El brille y siga amando a todos, en nosotros y por medio nuestro.
Si queremos ser santos, nuestra vida personal tiene que ser vida de amor, ya que asì predicamos inmensamente mejor que todos los discursos.
Si Jesùs nos da la categorìa divina màs sublime elevàndonos hasta hacernos uno con El, preocupado siempre de dejarnos en inmejorable situaciòn ¿ No he mos de hacer otro tanto con El, decididos a que cuantos nos miren a nosotros le vean a El y glorifiquen a Papa-Dios por causa nuestra ?

Hay muchìsimos santos en la Iglesia Catòlica, su nùmero es incontable, y estas grandes compañìas noticiosas como que no los ven, bueno, no los quieren ver. ¿ No serà este otro motivo para que todos nos animemos a serlo ?.-

lunes, 22 de noviembre de 2010

¡ BIENHECHORES INVISIBLES !

          Sucediò hace unos años en Parìs, capital de Francia.
Un sacerdote visitaba a un enfermo muy grave, tanto en el cuerpo como en el alma. Aun sabiendo èl que su vida en este mundo se acababa, se resistìa a la gracia y no querìa, por nada, aceptar a Jesùs, rechazando su Amor y su perdòn. Viendo que los dìas pasaban y el enfermo seguìa cerrado, renuente a reconciliarse con Dios, el sacerdote intensificò sus oraciones. El Espìritu Santo le impulsò a buscar ¡ un bienhechor invisible ! : una enferma que era mujer de fe profunda. Sabìa que tan pronto ella supiera la situaciòn critìca del moribundo, se harìa cargo de ese enfermo y lo tomarìa como suyo. Asì fue. Se ofreciò ella como vìctima en favor de aquel enfermo, impenitente y duro de corazòn. Cuando el sacerdote volviò a visitar al enfermo descubriò, admirado y emocionado, que el enfermo le rogaba y le apremiaba a administrarle los sacramentos de la Reconciliaciòn, Sagrada Comuniòn y unciòn de los Enfermos. Se habìa ablandado, se habìa rendido al Amor de Jesùs. Tan pronto como se dejò amar y perdonar por Jesùs, cerrò los ojos a este mundo, cambiado, gozoso, lleno de paz y convencido de que marchaba al Cielo. La ofrenda de la enferma habìa conseguido el cambio y conversiòn de este hombre. Cuando el sacerdote fue a comunicar tan hermosa noticia a la " bienhechora invisible" le hicieron saber que ella habìa dejado de sufrir y habìa marchado al Cielo. Ella ofreciò su vida a Jesùs para que, su hermano enfermo y moribundo, no muriera para siempre. ¡Què amor tan grande y admirable !

La historia de la Iglesia, durante dos mil años, està llena de testimonios de hombres y mujeres, de niños y ancianos, que fueron grandes misioneros ¡ desde una cama que ellos convirtieron en un altar ! ofreciendo - con Jesùs - sus sufrimientos por la salvaciòn de todos los hombres, sobre todo, por los màs necesitados

Serà en el Cielo, cuando descubramos el nùmero de " bienhechores invisibles "( hombres, mujeres, niños, jòvenes, ancianos,unos conocidos y otros, la mayorìa, desconocidos) que, con su Amor, sus oraciones y sus sufrimientos, unidos a los de Jesùs, han hecho posible lo imposible: facilitar que los que vivìan en oscuridad y condenaciòn pudieran encontrar la Luz y la Salvaciòn. Pero, no sòlo eso. Tambièn han logrado la santificaciòn de muchos hombres y mujeres que vivìan descuidadamente su fe y lo que nos va a dejar eternamente sorprendidos es que cada uno de nosotros veremos, clara y perfectamente, que la Santìsima Trinidad nos ha colmado de toda clase de bendiciones, espirituales y celestiales, gracias a muchos " bienhechores invisibles " que nunca habìamos conocido anteriormente.
Este misterio de la Comuniòn de los Santos nos ha de hacer màs fervorosos seguidores de Jesùs, màs y mejores misioneros, ofreciendo siempre nuestras oraciones y sufrimientos por todos nuestros hermanos, los seres humanos, sobre todo, por los que màs necesitan de Jesùs, de su Amor y Salvaciòn.
Nuestro empeño - nos lo pide el Espìritu Santo - serà merecer el tìtulo de " bienhechores invisibles " con nuestra fe sòlida y verdadera, con nuestro amor, creciente y contagioso, con nuestra esperanza gozosa, orando sin cesar, ofreciendo nuestros trabajos y sufrimientos por nuestros hermanos del mundo entero.

Elevemos nuestro corazòn - cada dìa - al Cielo. Allì nos esperan nuestros " bienhechores invisibles " y serà cuando nos den a nosotros ese tìtulo que- gracias a Jesùs - hemos merecido y salgan a nuestro encuentro todos aquellos que se han beneficiado de nosotros ¡ bienhechores invisibles ! Serà, entonces, cuando nosotros seremos eterna y felizmente bienhechores, pero ¡ visibles ! veremos y gozaremos, nos veràn y gozaràn con nosotros.-

¡ SEAMOS DISCIPULOS, MISIONEROS DE JESUS !

" Prediquen a Cristo donde puedan, a los que puedan, como puedan. A ustedes se les pide la Fe, no la elocuencia. Hable la Fe en ustedes y serà Cristo el que hable"
Este pensamiento, sencillo y elocuente, es de San Agustìn, el hijo de las oraciones y làgrimas de su mamà, santa Mònica. Basta leerlo para darse cuenta de que es todo un programa de vida para todo bautizado.
Es un mensaje muy concreto, dirigido directa, certeramente a nuestro corazòn. Es fàcil de entender y es muy estimulante. Se trata de predicar a Cristo o, para ser màs precisos, facilitar a Cristo que predique en nosotros y por medio nuestro.
Lo que se nos pide a cada uno de nosotros es : la Fe. Nuestra vida de fe habla mejor que todas las palabras. Si vivimos la Fe en clave de amor, somos magnìficos predicadores o, mejor, Cristo predica elocuentemente por medio nuestro.
Seamos niños o ancianos, sabios o analfabetos, nuestra tarea personal es ser personas de fe, vivir lo que creemos.
Un niño que vive unido a Jesùs, que es verdadero amigo de El, es verdadero discìpulo y gran misionero de Jesùs, aunque no aparezca en televisiòn ni hable por un micròfono. Su vida, su fe-testimonio personal predica, y muy elocuentemente, aunque no abra la boca.
Cada dìa, el Espìritu Santo nos llama a vivir màs unidos a Jesùs y a predicar en todas partes, con nuestra vida de fe y amor.
Si vivimos en comuniòn con Jesùs, el Espìritu Santo nos llena de Amor convirtièndonos en "micròfonos" de Jesùs, sus pies, su boca, sus manos, de tal manera que El es el que habla en nosotros y por medio nuestro.
Si somos verdaderos discìpulos de Jesùs, sentimos dentro de nosotros el impulso, gozoso y contagioso, de compartir esa dicha, ese privilegio con cuantos màs podamos.
Un discìpulo que vive unido con Jesùs es misionero con su vida, con su testimonio, y aprovecha cuantas oportunidades se le presentan para compartir esa su Fe, el tesoro de los tesoros.
Lo que importa, lo que Jesùs quiere de cada bautizado es que nuestra vida sea tan hermosa, tan amorosa y gozosa que sea contagiosa.
Si tenemos dotes oratorias, mejor que mejor, pero lo que pide y espera Jesùs de cada uno de los bautizados es que seamos personas de fe, hombres y mujeres que vivamos tan unidos a El que cuantos nos miren a nosotros ¡ le vean a El !
El Papa Pablo VI decìa : " El mundo de hoy necesita màs que predicadores... testigos ": ¡hombres y mujeres testimonios vivos, convincentes de Jesùs Resucitado !
Si estamos unidos de verdad con Jesùs, el Espìritu Santo en nosotros nos llenarà de amor y alegrìa, convirtièndonos en predicadores ¡vivientes !
Nuestro gozo ha de ser siempre el sabernos amados por Jesùs, instrumentos suyos, sus facilitadores para que El siga amando y salvando a todos en nosotros y por medio nuestro.
Somos agradecidos con la Santìsima Trinidad por habernos dado lo màs grande y valioso de todo ¡ nuestra Fe ! cuando nos afanamos por aprovecharnos al màximo de Jesùs y cada dìa renovamos nuestra decisiòn de ser creyentes, convencidos y convincentes.
Prediquemos todos a Jesùs: con nuestra vida de Fe, con nuestro amor y alegrìa. Esa predicaciòn la oyen y entienden todos.-

lunes, 8 de noviembre de 2010

CATOLICOS ¡ POR AMOR y CON ALEGRIA !

La humanidad actual se està convirtiendo, dìa a dìa, a increible velocidad, en una " aldea global ". Hoy, en este siglo XXI, muchas personas- y cada vez crece màs y màs su nùmero - declaran, con orgullo y gran satisfacciòn personal que ellos son "ciudadanos del mundo "
Esta mentalidad es buena y legìtima, pero siempre que la demostremos con gestos y obras. Si no fuera asì, es una moda, un maquillaje, una ilusiòn.
Este signo de los tiempos lo hemos de asumir, en primera fila, todos los que pertenecemos a la Iglesia que Jesucristo fundò y nos llamamos ¡catòlicos!
Esta categorìa divina nos compromete a pensar, a hablar y vivir al estilo de Jesùs, convencidos de que El es - con todo derecho y verdad - " el Ciudadano del mundo: Hermano de todos "
Porque queremos ser responsables con Cristo, hemos de aficionarnos a pensar con mente abierta, con el corazòn ensanchado, a hablar y actuar como hermanos de todos los hombres, empezando por los que viven o trabajan a nuestro lado.
Nuestra felicidad ha se ser dejarnos guiar por el Espìritu Santo, quien - con su Amor - nos enseña a parecernos a Jesùs, concedièndonos una mentalidad universal, a amar a todos : compartiendo lo que somos, tenemos y creemos con cuantos màs podamos.
¿Quièn màs " ciudadano del mundo " que nosotros, discìpulos de Jesùs, elegidos para ser " luz del mundo y sal de la tierra ", enviados para anunciar a todos la Vida y la salvaciòn que El nos ha querido confiar a cada uno de nosotros ?
Nuestro programa de vida personal - como catòlicos, seguidores de Jesùs - ha de consistir en sintonizar, cada dìa màs y màs, con Jesùs; queriendo pensar, hablar y actuar en clave de amor, buscando ser los primeros y los màs entusiastas ciudadanos del mundo.
Ciudadanos del mundo, pero en espìritu y en verdad ¿ Còmo ? Abriendo nuestro corazòn a las necesidades, corporales y espirituales de nuestros hermanos, a los de cerca y a los de lejos, a los conocidos y a los desconocidos, aprovechando todas las ocasiones que se nos presenten para servir y ayudar, aun sabiendo que siempre podremos hacer mucho màs.
Nos conviene, nos hace un gran bien el recordar que " catòlico " significa universalidad : el que ama a todos, reza por todos y quiere la salvaciòn de todos.
El contenido de esta declaraciòn no es una fòrmula, romàntica o virtual. Es esencia de nuestra fe, nuestro compromiso con Jesùs. Si queremos ser catòlicos de verdad, nuestro corazòn ha de latir en clave de amor, buscando siempre: ayudar, servir, facilitar y alegrar la vida del pròjimo, sin olvidar de compartir el tesoro de nuestra fe, con los de cerca y con los de lejos.
Todas las alegrìas y esperanzas, las desgracias y sufrimientos de la humanidad, han de ser nuestras. Y son nuestras cuando nos alegramos con los que estàn alegres y compartimos nuestra ayuda con los que sufren ( ayuda espiritual, sobre todo, con nuestras oraciones y ayuda material, dentro de nuestras posibilidades )
Gozosos de que los seres humanos, de cualquier religiòn o cultura, quieran ser " ciudadanos del mundo " todos y cada uno de nosotros nos hemos de entusiasmar en ser los primeros y los màs decididos en merecer tan glorioso tìtulo¿Còmo ? siendo verdaderos catòlicos, màs sensibles y abiertos a todos, afanàndonos por ensanchar continuamente nuestro corazòn, por universalizar nuestra mentalidad, por salir de nuestro rincòn personal, impulsados por nuestra conciencia de que ¡ hay mucho por hacer y entre todos tenemos que hacerlo realidad ! y nosotros queremos estar siempre ¡ en primera lìnea ! amando, ayudando, prestando nuestra mano amiga, sin olvidarnos de comtir nuestra fe con todos. Hermosa tarea que nos tiene que apasionar a todos los bautizados. Jesùs nos lo pide a cada uno.-

KIM AGATA, MAGNIFICO TESTIMONIO

       Extraño nombre ¿ No es verdad ? No se admire porque es un nombre oriental. Nada menos que de Corea. Es allì, en aquel rincòn nor-oriental de Asia, donde nos hemos de situar para comprender la historia de Kim y su esposo. Todo sucediò en los primeros años del cristianismo en esa naciòn, alejada geogràficamente pero cercana por ser algo muy nuestro: hermanos nuestros en la Fe.
   Kim Agata y su esposo entregaron su vida a Jesùs, tan pronto como la Palabra de Dios resonò en su corazòn. Al poco tiempo de bautizarse - estamos en el año de 1.866 - se desatò una violenta persecuciòn contra los que querìan seguir este Camino.
El esposo de Kim fue martirizado por no renunciar a Jesùs, mientras que Kim recibiò ochenta latigazos como advertencia de lo que harìan con ella si no renunciaba a su fe.
Se quedò sola, sin nada. Sus familiares màs cercanos como los de su esposo se desentendieron de ella, por miedo a las represalias del gobierno.
Kim era catòlica valiente, tan convencida del Amor de Jesùs que decìa a todos : " Durante 43 años recè diariamente mis oraciones y tambièn el santo rosario, hasta que se me rompiò, pero lo seguirè rezando sirvièndome de mis dedos en lugar de las cuentas "
Esta mujer -cada domingo - aunque no habìa sacerdote ( Todos habìan muerto martirizados por causa de su fe ) "celebraba" la muerte y la resurrecciòn de Jesùs. Cuando ella creìa que era tiempo de Cuaresma hacìa penitencia y dedicaba màs tiempo a la oraciòn.
Pasaron los años de persecuciòn y apareciò un sacerdote en aquella poblaciòn. Cuando se enterò de los grandes sufrimientos que Kim habìa padecido por causa de Jesùs, viviendo su fe con tanta valentìa y fortaleza, dijo en alta voz, derramando làgrimas de emociòn : " Desde que conocì a Kim, su valiente testimonio de fe, nunca me he desanimado por los pocos frutos de la evangelizaciòn. No dudo en absoluto que mis nuevos cristianos seràn fervorosos y valientes confesores de Jesùs y se animaràn a ser màrtires como Kim y su esposo "
Hoy, en todos los lugares del mundo, hay bautizados que son verdaderos màrtires. Màrtir significa, en su sentido propio, testigo. Quien vive lo que cree y lo que cree lo vive es verdadero màrtir, aunque no le golpeen o le maten.
Vivir con Jesùs es vivir contra corriente. Esta decisiòn, este compromiso con Jesùs, significa apuntarse para el martirio. Todos sabemos por experiencia que los que estàn en la oscuridad- por no tener a Jesùs- son verda deros perseguidores. Se burlan y desprecian a los que no piensan ni viven como ellos.
Esta situaciòn suele ser frecuente entre nuestros mismos familiares, quienes hacen comentarios muy mordaces, crìticas muy sutiles pero despectivas, queriendo que seamos como ellos y no seamos " fanàticos " porque nuestro fervor les inquieta y cuestiona.
Sufrir este martirio, dentro y fuera de nuestra casa, es màs duro y màs meritorio que si nos fusilaran o cortaran la cabeza por causa de Jesùs.
Este martirio cruento es, casi siempre, breve, pasajero, mientras que el martirio de cada dìa es màs largo, prolongado y, a veces, màs refinado.
Lo que de verdad importa es que todos, viendo la valentìa y fortaleza, de innumerables hermanos nuestros que se han mantenido fieles a Jesùs hasta el fin de su vida, nosotros imitemos su ejemplo. Que nos maten con sangre o sin ella, lo que de verdad vale es que - dìa tras dìa - todos, niños, jòvenes y adultos renovemos nuestra decisiòn de seguir a Jesùs, contra viento y marea, queriendo ser testigos suyos, convencidos y convincentes, sabiendo que nos espera una corona-recompensa que " ni el ojo viò ni el oido oyò y mente humana jamàs imaginò "